domingo, 17 de septiembre de 2017

Tengo el poder

¿Qué me diría usted si yo me jactara, en público o en privado, de ofrecer beneficios a las mujeres que se alojan en el albergue de personas sin hogar donde trabajo a cambio de sexo? Peor aún, ¿y si fuera un profesor de universidad quien asegurara que ha aprobado a su alumna —mayor de edad, no nos metamos en más líos— a cambio de un encuentro amoroso con él? ¿O ese jefe que presume con sus amigos de ascender a su empleada a cambio de favores sexuales? Hay infinitos ejemplos. Imagino que la respuesta en todos los casos es la misma. Repulsión. Nausea. Asco. Pues uconcejal de una localidad tinerfeña escribió en un grupo de WhatsApp con varios miembros de su partido: Yo a follar, jejejejeje, con empleadas que pongo yo y enchufo en el Ayuntamiento y después hacer campaña por frikis. Es cierto que inmediatamente rectificó e indicó que se había confundido de grupo. 
En diferentes entrevistas posteriores ha asegurado que todo había sido una venganza de algunos miembros de su partido para obtener cierto beneficio político. Este caballero, este lord inglés, ha asegurado que esos mensajes están sacados de contexto y que pertenecen a una conversación privada. No hace falta indicarles que no ha dimitido, ¿había algún iluso que lo había pensado? Es cierto que su propio partido le ha abierto un expediente y lo ha suspendido de militancia, aunque sigue como concejal. Hay quien aún justifica las chanzas del concejal alegando que es algo común. Es decir, lo normaliza. Otros culpan a las trabajadoras por acceder a las exigencias del concejal. No merecen ni respuesta. Otros, simplemente achacan la conducta del concejal a su pertenencia a un determinado partido. ¡Como si hubiera diferencia entre ellos!

Todos nos hemos equivocado al enviar un WhatsApp. Todos hemos podido enviar chistes de dudoso gusto por las redes. Pero este señor ostenta un cargo público y, por tanto, se debe a él las veinticuatro horas del día. Va en el sueldo. Hay quien asegura que hay que ser decente... y además parecerlo. Aún así, da la sensación de que el concejal del amor es más un fanfarrón que otra cosa. Lo grave sería que utilizara su poder para obtener favores sexuales a cambio de puestos de trabajo. Y ¿en qué lugar quedan las trabajadoras del ayuntamiento ahora? Desde luego, este tipejo no parece que fuera el más listo de su clase. Lo que es evidente es que no puede representar a nadie porque no puede ni representarse a sí mismo. ¿No tienen la sensación de que la clase política actual está repleta de descerebrados? 

Piensen.
Sean buenos.

Hacía mucho tiempo que doña @RaquelMtnez_tv no nos regalaba su canción. Hoy ha elegido The power. No todos lo que dicen tener el poder están legitimados para ejercerlo, profesional o moralmente hablando. Con todos ustedes: ¡Snap!
https://www.youtube.com/watch?v=nm6DO_7px1I

2 comentarios:

  1. Aunque se haya equivocado de grupo o " sacado de contexto" es imperdonable....

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  2. sí... pero se las enchufa una tras otra.

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