domingo, 28 de octubre de 2018

No lloren por las mujeres asesinadas (2ª parte)

Han sido muchos quienes me han pedido que continúe la historia que comenzaba la semana pasada en este mismo foro (http://lascosasdediegvs.blogspot.com/2018/10/no-lloren-por-las-mujeres-asesinadas.html). Quieren saber qué ha ocurrido. Cómo termina la historia de Toñi. Como pueden imaginar, desde el Centro de la Mujer no volvieron a llamarnos para interesarse por la situación. El jueves por la mañana, casi una semana después, fuimos nosotros quienes nos pusimos en contacto con ellos. Su respuesta fue que como Toñi no tenía documentación, todavía no habían podido iniciar las gestiones informáticas pertinentes, y así comenzar el proceso de intervención con ella. Es decir, en román paladino, no habían empezado ni a trabajar. El caso les importaba más bien poco. Para los responsables del Centro de la Mujer lo prioritario es tener los datos de la usuaria y poco les importa su crítica situación.

El viernes por la mañana, Toñi llamó al centro y nos dijo que ya no hacía falta que le proporcionaran un alojamiento alternativo. Había decidido volver a casa... ¡con su maltratador! Intenté persuadirla personalmente, pero ella hizo caso omiso. Me aseguró que ya no volvería a pegarla porque ya tenía trabajo y podía ganar dinero. Era imposible razonar con ella, así que finalmente se fue con él. Ojalá no tengamos que lamentar un nuevo episodio de violencia machista en el futuro.

Es absolutamente bochornoso el trato del Centro de la Mujer. No se han preocupado lo más mínimo por la situación. Hay veces que me pregunto si todos estos centros tienen un único objetivo. Cobrar subvenciones. No hay otra explicación. No puedo comprender cómo ante la lacra de la violencia contra las mujeres, el organismo público encargado de velar por la salvaguarda de la mujer no ha movido ni un dedo. Es un escándalo. Una vergüenza. Y todo pagado con nuestro impuestos. No se imaginan la cara de indignación que tengo cuando hay una víctima mortal y veo a los indeseables de los políticos poner caras compungidas, lamentándose por algo que se puede evitar... o al menos intentarlo. Pero esta gentuza no hace nada por luchar contra la violencia de género. Que cada semana aparezca muerta una mujer no se soluciona con paparruchas. Hace falta educación, respeto y, sobre todo, compromiso. El resto son gestos de cara a la galería.

Piensen.
Sean buenos.

La canción regalo escogida por doña @BeatrizBagatela es At the same time. Una delicia de canción. Nos hace reflexionar sobre esa dependencia emocional y tiranía de lo que creemos llamar amor. Con todos ustedes: ¡Hindi Zahra!

domingo, 21 de octubre de 2018

No lloren por las mujeres asesinadas

Permítanme presentarles a Toñi. Es una chica gitana de apenas 19 años que llegó el otro día al centro de personas sin hogar donde trabajo. Está completamente indocumentada; pues no tiene ni partida de nacimiento, ni libro de familia, ni siquiera DNI, y está embarazada de 21 semanas. Venía del hospital, pues su marido le había golpeado. Llevan casados seis meses, y apenas se habían conocido antes. Fue un matrimonio pactado. Ya en alguna ocasión, el malnacido le había impedido el acceso a casa, pero hasta esta semana, no le había agredido. En el informe de urgencias leímos que presentaba un golpe en la cara y otro en el vientre aunque, afortunadamente, el bebé no ha sufrido ningún daño. El médico responsable del servicio de urgencias no denunció de oficio la agresión. Ignoro porqué. Aunque mi opinión es porque es un maldito sinvergüenza. Ella se niega a presentar denuncia, puesto que aseguraba que en caso de hacerlo, se produciría un enfrentamiento entre las dos familias que acabaría con algún muerto, y no quería provocar una guerra.
Mujer maltratada con un bastón (Goya)
Durante nuestra intervención, convenimos con ella llamar al Centro de la Mujer para que la apoyaran, tanto legalmente, como en la búsqueda de un recurso de alojamiento. Lo primero que nos preguntaron fue dónde estaba empadronada. Les explicamos que, puesto que no tenía documentación, no estaba empadronada en ningún lugar, y que había estado viviendo un tiempo en un pequeño pueblo cerca de Toledo. Su respuesta fue que debía ir al Centro de la Mujer del área que incluye ese pueblo. Les explicamos nuevamente la situación y les recordamos que estaba en nuestro centro y que era imposible que acudiera a otro centro a más de 50 kilómetros, sin vehículo y sin dinero. Tras mucho negociar, conseguimos que nos dieran cita para mañana, lunes. Resumiendo: Ante una situación de extrema gravedad, de fragilidad, de vulnerabilidad, y a pesar de alarma social por las decenas de mujeres asesinadas por sus parejas, los responsables del Centro de la Mujer pretenden eludir su responsabilidad. ¡Excelente decisión!

Luego nos lamentaremos cuando veamos en los noticieros una nueva víctima. Y los responsables dirán que se hizo todo lo posible por evitarlo. Y lloraremos. Y haremos minutos de silencio indignados y compungidos. Entonaremos el mea culpa, y nos preguntaremos qué ha podido fallar. Pues es muy sencillo. ¡Todo es mentira! ¡Una farsa! Podemos poner los medios que consideremos, los centros de la mujer, los teléfonos contra el maltrato, incluso, en el summum de la intervención, crearemos un sello conmemorativo para luchar contra la violencia hacia las mujeres... pero si los trabajadores son unos gandules cuyo único fin sea percibir su nómina a final de mes, todo será un fracaso. Es necesario. Es obligatorio que todos nos esforcemos, que luchemos para acabar con esta lacra. Es terrible. Ojalá no ocurra, pero si le pasa algo a esta chica, no quiero ver luego a los políticos hacer de plañideras baratas.

Piensen.
Sean buenos.

Como esta semana es mi cumple, me apetece elegir la canción. Hold me, thrill me, kiss me, kill me. Magnífica canción y divertido vídeo. Apasionante la pelea entre Bono y sus dos alter egos: MacPhisto y The Fly, parodiando el conflicto entre Batman y Bruce Wayne. No se lo pierdan. Con todos ustedes: ¡U2!
https://www.youtube.com/watch?v=jBj8eCubfJ0

domingo, 14 de octubre de 2018

Malos profesionales

Permítanme contarles una historia real. Se trata de Iacob —nombre ficticio—. Es un chico rumano que, como tantos y tantos otros, ha venido a España en autobús, con la falsa promesa de un trabajo y una vida mejor. Tras horas y horas de viaje, atravesando media Europa, llegó a Madrid. Allí deambuló sin rumbo fijo junto a un compatriota, pues no tenía dónde ir. Bebieron, quizá más de la cuenta, hasta que un día después, alguien lo encontró en un pinar cerca de Toledo, inconsciente y semidesnudo. Inmediatamente llamaron a los servicios de emergencia y lo trasladaron a un Hospital. Él mismo no sabe exactamente qué pasó, ni porqué apareció allí. Y aquí comienza nuestra historia.
Pasados unos días, el médico responsable de Iacob pretendía darle el alta, aún sabiendo que no tenía ropa. Aseguraba que ese no era su problema, puesto que su situación sanitaria estaba resuelta. En un alarde de generosidad, aseguró que en caso de necesitar algo, se le  podrían dar unas calzas de quirófano y un pijama del centro hospitalario. Me cuesta creer que si el enfermo fuera su padre o su hermano actuara así. Lo cual demuestra que es un malnacido. Afortunadamente, la trabajadora social —excelente profesional— se enteró casualmente del caso y me hizo una llamada de teléfono preguntándome si en el centro de personas sin hogar donde trabajo, tenemos zapatillas y algo de ropa. La propia trabajadora social vino a nuestro centro, fuera de su horario laboral, y se pudo proveer de ropa y calzado para que Iacob pudiera salir del hospital con dignidad. ¿Dignidad? ¡Oh, Dios mío! ¿Acaso he inventado una palabra nueva?

Hay buenos profesionales, malos profesionales y gentuza. Este médico se incluye en este último grupo. ¿Cómo se puede ser tan despreciable? Evidentemente, el trabajo del médico es sanar a los pacientes, pero es de sentido común velar también por su dignidad. Es imposible ser un buen profesional si eres mala persona. Y este médico lo es. Antepuso sus intereses a los del paciente. Aunque ya esté recuperado, nadie en sano juicio, puede dar el alta a un paciente desnudo en la calle. ¿Se imaginan a un maestro no informando de que un alumno es abusado sexualmente, porque aprueba su asignatura? No, ¿verdad? Y lo peor es que no tendrá ninguna repercusión mediática, ni mucho menos, recibirá una reprimenda de su superior. Y esto es lo dramático. Su único empeño es cumplir escrupulosamente lo que exige la ley sin preocuparse del bienestar social —tan importante como el sanitario—. Hemos sustituido la misericordia por la ley. Vamos por muy mal camino.

Piensen.
Sean buenos.

Nuevamente, doña @BeatrizBagatela es quien musica este artículo con Bajo el volcán. Una canción llena de autocrítica hacia el daño que, a veces, hacemos a los demás, sin entender, que en realidad, nos lo hacemos a nosotros mismos. Con todos ustedes: ¡Love of Lesbian!

domingo, 7 de octubre de 2018

La dignidad de los pobres

En la Comunidad de Madrid existe una prestación económica destinada a satisfacer las necesidades básicas de las personas cuando no pueden obtenerlas mediante el trabajo, pensiones o prestaciones de protección social, denominada Renta Mínima de Inserción, la RMI. Para solicitarla, como es lógico, existen unos requisitos. Estar empadronado en la Comunidad Autónoma, estar dentro de un rango de edad determinada, carecer de recursos económicos, suscribir un programa individual de inserción... Por supuesto, hay que demostrar documentalmente que se está en situación de solicitarla. No es una dádiva. Es un DERECHO. Está dirigido a los más necesitados, para que tengan unos ingresos mínimos que les permitan vivir con dignidad.
Los comedores de patatas, de Vincent van Gogh
Pues bien, a partir de ahora, la Comunidad de Madrid exige saber cuánto ganan los pobres de forma fehaciente. Como comprenderán, muchos subsisten —sobreviven— gracias a la economía sumergida: mendigando, aparcando coches, recogiendo chatarra... Es imposible cuantificar cuánto dinero perciben mensualmente. Mas no se preocupe. Nuestros mandamases, en un alarde de imaginación desbordante, tienen soluciones para todo. Se les obliga a firmar una declaración jurada de ingresos, incluyendo número de horas de trabajo y salario. Por supuesto, estos ingresos se descontarán a la hora de percibir la prestación. Estoy de acuerdo en que hay que evitar los fraudes, pero ¿no les parece excesivo? Es evidente el uso torticero de la ley. Parece claro que el fin último de esta medida es que el usuario, agotado ante una burocracia que lo ahoga, termine desistiendo. Más dinero para las arcas públicas que acabará en el sobre de algún malnacido.

Imagino que a estas horas, junto a las acepciones de miserable y ruin en el diccionario, aparecerá la foto del o los responsables de perpetrar semejante atropello a la dignidad de los más desfavorecidos. Da la sensación de que todavía hay ingenuos, o malintencionados, que piensan que hay gente en las calles mendigando por placer. ¡Qué sencillo es ser benévolo con los sinvergüenzas que han malversado con fondos públicos, o quienes cobran comisiones ilegales para adjudicar obras públicas, pero somos implacables con quienes están en la calle! Como siempre, los que pierden son los mismos. Los últimos. Y lo más dramático es que no le quita el sueño a nadie. Porque si realmente nos importaran los pobres, ya habríamos acabado con la miseria. Tenemos los recursos, lo que no tenemos es ganas de hacerlo, porque no nos importan. Hoy le pido que no mire hacia otro lado. Mire en su corazón.

Piensen.
Sean buenos.

Hacía tiempo que nuestra querida y admirada @BeatrizBagatela no nos deleitaba con un canción regalo. Recuperemos tradiciones. Hoy, su propuesta es Psicopático. Entras en psicopatía, te dan ganas d huir y marcharte lejos, piensas que estás leyendo una psiconovela de terror... Con todos ustedes: ¡Second!
https://www.youtube.com/watch?v=0Qxms3TCelA