lunes, 25 de abril de 2011

Explotación infantil

Según UNICEF, en el mundo hay  158 millones de niños de edades comprendidas entre los 5 y los 14 años trabajando. Este dato se amplía significativamente si incluimos a los menores explotados laboralmente, que superan con creces los 350 millones. Un dato espeluznante, sin duda. Hay que distinguir entre la explotación infantil, que es aquella en la que se impide el desarrollo personal de los menores, sea obligada o peligroso para sus vidas, y por supuesto el tráfico de drogas y las relacionadas con el desarrollo sexual de los niños; y el trabajo infantil que es aquel que se desarrolla para apoyar la economía familiar. Está excluido de la explotación infantil el trabajo que se desarrolla por niños en sus casas, en granjas o en negocios familiares.

No conozco a nadie, en su sano juicio que esté a favor de la explotación infantil, pero se me antoja imprescindible diferenciar entre explotación infantil, una lacra infame, contra la que hay que luchar con todos los medios a nuestro alcance; y trabajo infantil, desgraciadamente necesario para muchas familias pues es su única fuente de ingresos. En España, hasta hace bien poco, nuestros padres o abuelos, han trabajado duramente durante su niñez y adolescencia. Era lo lógico en la España de la posguerra. Quien no trabajó de aprendiz en algún oficio, ayudó en la tienda de sus padres, u ordeñó incluso las pocas vacas que había en el establo para poder ayudar a la maltrecha economía familiar. Está claro que sin ayuda de estos menores, muchas familias no habrían subsistido debido a la carestía de entonces. Conozco casos muy cercanos en los que un niño de 14 años tuvo que dejar de estudiar y trabajar en la huerta de su padre fallecido para hacerse cargo de sus cinco hermanos.

Es posible que en algunos países, sea necesario, e incluso imprescindible, que los menores ayuden a la economía familiar, simplemente para subsistir. Sin ese aporte económico, por muy exiguo que sea, seguramente la unidad familiar estaría abocada a la ruina, y por tanto a la desnutrición ¿Que esto es injusto, inmoral y debería impedirse? Seguro que sí, pero dejémonos de fariseismos. Usted y yo vivimos en un mundo sustentado sobre esta realidad. Seguramente, algún artículo suyo haya sido fabricado por niños, o con la colaboración de éstos. Hablo de algún balón de fútbol, algunas zapatillas, algún producto alimentario. Estoy convencido que algún menor ha trabajado para que la rueda del consumismo siga girando. No querer verlo o rasgarse las vestiduras solo sirve para aclarar conciencias, no para cambiar la realidad de esos millones de niños.
Piensen.
Sean buenos.

lunes, 18 de abril de 2011

Dura lex, sed lex

¿Conoce usted a Miguel Montes Neiro? Imagino que quizá por el nombre no le suene demasido, pero si le digo que este señor es el preso común que lleva más tiempo en la cárcel, ¿le suena algo más? Efectivamente, Miguel lleva en la cárcel desde hace más de 35 años, concatenando diferentes condenas. Sus delitos son menores. No tiene ningún delito de sangre, nunca ha matado a nadie, aunque sí ha intentado fugarse en seis ocasiones. Actualmente tiene 60 años, está enfermo de cáncer y ha protagonizado tres huelgas de hambre, ya que asegura que es inocente. Apenas ha disfrutado de privilegios penitenciarios al haber estado en situación de condena preventiva.

Por otro lado, tenemos a Antonio Troitiño, quizá este nombre le suena algo más. Este sujeto (me niego a llamarlo señor) asesinó el 14 de julio de 1986 a doce guardias civiles en la madrileña plaza de la República Dominicana, también se le relacionó con el asesinato del coronel Romero, su conductor y de un artificiero de la Policía Nacional. Formó parte del comando que asesinó al vicealmirante Fausto Escrigas. Participó en el asesinato de cinco guardias civiles en la calle Príncipe de Vergara, en el atentado del teniente coronel Carlos Vesteiro, del comandante Sáenz de Ynestrillas y del soldado Francisco Casillas, e intentó asesinar al Fiscal General del Estado Luis Antonio Burón Barba. Ha asesinado a más de veinte personas. Finalmente, fue detenido en enero de 1987 y fue condenado a más de 2500 años de cárcel. Han pasado 24 años desde entonces y ya está libre. Resultado, ha pagado escasos trece meses por cada asesinato.

No sé usted, pero aquí algo no me encaja. No comprendo cómo una persona mayor, enferma, con delitos de poca importancia, y que no parece que sea un peligro para la sociedad siga en la cárcel, mientras un asesino despiadado que no ha demostrado arrepentimiento, y que ha sido condenado a más de 2500 años, ni siquiera haya cumplido los treinta años máximos que marca la ley ya que ha conseguido colarse por un resquicio legal. Es inadmisible. Imagino que es en estos casos donde se aplica la frase latina que da título al artículo de hoy: Dura lex, sed lex. La ley es dura, pero es la ley.

Piensen.
Sean buenos.

lunes, 11 de abril de 2011

Bachillerato de Excelencia

La presidente (etimológicamente mejor que presidenta, pese a quien pese) de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha anunciado que el curso que viene, 2011/2012, se va a implantar en Madrid un Bachillerato de Excelencia para aquellos alumnos que hayan finalizado la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) con una mención especial, es decir, con una nota media superior a 8 y sacar una nota superior a 7 en la Prueba de Conocimientos y Destrezas Indispensables (CDI). En este bachillerato habrá una enseñanza más exigente. Dice Esperanza Aguirre que este nuevo bachillerato es un estímulo que provocará que los alumnos se esfuercen y se superen, para así recibir una mejor enseñanza. Será absolutamente voluntario y por supuesto, al ser en institutos públicos, no será elitista ya que está al alcance de cualquier estudiante siempre que se esfuerce.

Por supuesto, que ante esta noticia, hay voces discrepantes. El propio ministro de Educación Ángel Gabilondo, ha afirmado que el sistema educativo ha de atender a los alumnos con mejores resultados académicos pero sin separar ni aislar; el Secretario de Estado de Educación y Formación Profesional, Mario Bedera, en la misma línea que el ministro, como no podía ser de otra forma, ha asegurado que este bachillerato de excelencia va a separar, segregar y crear guetos; y el secretario general de la Federación Regional de Enseñanza de CC.OO. afirma que es ridículo y el apartheid de los estudiantes. Como ven, no parece que estén muy de acuerdo con la medida.

A mí me parece muy buena idea. No hay mayor injusticia que tratar igual a lo desigual. Si hay un grupo de jóvenes que les interesa estudiar, formarse y ser útiles, no entiendo porqué tienen que estar en la misma clase que aquellos a los que les da igual el esfuerzo y la dedicación. Parece que desde el Ministerio de Educación quieren que todos los alumnos tengan los mismos conocimientos, y a ser posible, mínimos. ¿No es mejor cuidar, mimar a los mejores alumnos, para sacar lo mejor de ellos? Ya que el sistema no deja exigir a los alumnos y mucho menos castigarles (¿sabía usted que no se puede poner un cero a un alumno porque se traumatiza?) fomentemos que los que quieran esforzarse obtengan recompensa. ¿Qué hubiera sido de Fernando Alonso, Rafa Nadal, o Andrés Iniesta si hubieran continuado entrenando con los equipos de su colegio y no hubieran acudido a especialistas en sus respectivas disciplinas para llegar a ser los mejores?

Piensen.
Sean buenos.

lunes, 4 de abril de 2011

El culto al cuerpo

Vengo observando en los últimos tiempos una moda, que un principio, no es preocupante, pero que llevada al extremo, comienza a ser muy peligrosa. Hablo del culto exagerado al cuerpo, la búsqueda obsesionada por el cuerpo perfecto. Es innumerable la gente que realiza dietas milagro, acude a gimnasios, y un sinfín de actividades más para conseguir un cuerpo perfecto. Supongo que todos los hombres desean ser unos Apolos, y todas las mujeres, unas Venus. Esa es la imagen que nos proyectan los medios de comunicación de forma martilleante. Esculturales modelos nos muestran sus encantos a todas horas. Eso no es malo, en absoluto, lo malo es confundir lo excepcional con lo cotidiano.

En Francia, se estaba estudiando incluir en las fotos de modelos, que la imagen había sido modificada digitalmente, para impedir que los y las adolescentes (no l@s adolescentes como se ha puesto de moda ahora con el lenguaje no sexista) caigan en la trampa de pensar que ése es el patrón de belleza y que es alcanzable fácilmente. Debido a estos intentos, son muchos lo que caen en graves trastornos alimentarios. Seguramente usted recuerde la fotografía retocada por un famoso programa de edición de imágenes en la que la modelo en cuestión había sufrido tantas modificaciones, ¡que no tenía ombligo! A estos iluminados, les preocupa más hacer hincapié en las curvas que en la naturalidad de la mujer.


¿Qué quiero decir con esto? Pues que la sociedad en general está aspirando a unos patrones de belleza inalcanzables. Queremos tener el pelo de un determinado actor o actriz, los ojos de otro, el cuerpo de un cantante... Y como por lo general no lo tenemos, pues acudimos a la cirugía estética, que por unos cuantos euros, bastantes, modificamos nuestra anatomía a nuestro antojo. Creo que estamos buscando una perfección que no existe. Recuerdo que en mi adolescencia, leyendo el periódico con mis amigos, salió una foto de Claudia Schiffer, a la sazón la modelo más famosa de la época, y decía uno de mis amigos, que a él no le gustaba esa chica porque tenía no se qué en la mirada. Me quedé muy pensativo, llegué a la conclusión de que la búsqueda de la perfección, nos impede disfrutar de la belleza.

Piensen.
Sean buenos.