domingo, 26 de abril de 2020

Fútbol y Coronavirus

A pesar de la dramática situación que atraviesa el país, con más de 200 000 contagiados y 23 000 fallecidos, hay quien está empeñado en afirmar que el problema principal de España es la ausencia de fútbol. Por eso, urge la reanudación del Campeonato Nacional de Liga. Es evidente que nuestros gerifaltes, a través del fútbol —el soma de nuestra sociedad— quieren dar una imagen de normalidad y de control de la situación. Para ello, no se escatiman esfuerzos ni dinero. Se van a hacer test a todos los integrantes de las plantillas de Primera y Segunda División: Jugadores, cuerpo técnico y empleados de los clubes. Afortunadamente, algunos profesionales, sobre todo de equipos con elegancia y un mínimo sentido común hablo de mi querido Real Racing Club de Santander— han mostrado su disconformidad debido a que no se consideran prioritarios, y hay bastante carestía de pruebas para el personal que están en primera línea luchando contra esta pandemia: Sanitarios, Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado, trabajadores sociales, transportistas, personal de supermercados, farmacias...
Un jugador celebra un gol tras horadar inmisericorde la portería rival
Es ridículo negar la importancia del fútbol en España. No en vano, equivale al 1,4% del Producto Interior Bruto. Ahora nos surgen dos problemas. Por un lado. ¿Es lícito, o al menos, legítimo, que una empresa privada como es el caso de LaLiga tenga acceso a pruebas de detección del Coronavirus mientras el Estado no es capaz de proteger a aquellos que están en mayor situación de riesgo? ¿Debería el Gobierno acaparar estas pruebas? Es cierto que no es lo mismo conseguir 200 000 pruebas que 46 millones, pero han tenido dos meses para hacerse con ellas. Y, por otro lado, ¿hace bien LaLiga en gastar dinero para salvaguardar su negocio? No olviden que grandes compañías también han comprado estas pruebas para hacérselas a sus empleados y proteger sus inversiones. Por  supuesto, nadie ha levantado la voz. Quizá al no ser negocios tan intrascendentes como es el fútbol se justifica de otra manera.

Es incomprensible que sigamos gastando recursos en fomentar algo tan banal como el fútbol —y lo dice un futbolero confesomientras nuestros sanitarios se contagian indiscriminadamente. Es preferible salvaguardar a aquellos que se están jugando la vida antes que a los futbolistas, que por otro lado, pueden esperar a retomar su profesión. Lo más sensato, sería concluir las competiciones sin campeones, sin descensos y sin ascensos. Considerar la temporada nula. Todos a la casilla de salida. La situación exige prudencia, y no hacer payasadas. Que el Gobierno ha cometido multitud de errores solo lo niegan los cegados por las siglas, pero hay que mirar más allá. En realidad, la imagen que se proyecta es que el fútbol es Dios. Y, por supuesto, los jugadores son una casta especial que hay que proteger y mimar. Por mucho que sea un negocio, un gran negocio que mueve pasiones, debemos aprender a priorizar. No estamos hablando de una gripe estacional, estamos hablando de algo serio donde la gente se muere. 

Piensen.
Sean buenos.

Permítanme que sea hoy Mister @Carlosnmazda quien seleccione la canción regalo. Su canción es El fin del mundo, grabado solo con sonidos en casa debido al confinamiento. Con todos ustedes: ¡La La Love You!

domingo, 19 de abril de 2020

Familias monomarentales

Irene Montero, actual ministra de Igualdad —a quien deseamos una pronta recuperación—, defendía en una entrevista radiofónica en Radio Nacional de España, RNE, la necesidad de implementar el Ingreso Mínimo Vital para ayudar a las familias más desfavorecidas. Perfecto. Es evidente que esta crisis del Coronavirus ha dejado muchas familias en situaciones económicas precarias. Según la ministra, y debe tener razón pues tiene las cifras, muchas de estas familias están formadas por mujeres con cargas familiares. Lo curioso es que empleó una palabra que aunque no es nueva, creíamos ya superada. La señora Montero llamó a estas familias Monomarentales. Quiere decir que son las madres las que están solas. Por supuesto, su séquito de acólitos aplaudió el empleo de la palabra.
¿Monomarentales? No creo que la señora ministra, licenciada universitaria en Psicología y con un máster en Psicología de la Educación, desconozca que esa palabra no está recogida en el diccionario de la Real Academia Española. Y no lo está porque es sencillamente ridículo. Parental procede de parentalis, de parens. Es decir, padre o madre. De hecho es el participio presente del verbo parire, parir. No es sexista. Habla de familias con un solo progenitor o progenitora. Padre o madre.

Hay quien insiste en la necesidad de emplear neologismos para dar visibilidad a determinados colectivos más o menos desfavorecidos. Es la nueva corriente de pensamiento único. Quieren que pensemos que si cambiamos las palabras el problema se eliminará.  Si ya no se dice monoparental, se acabará con el patriarcado opresor. ¿Por qué no empleamos nuestros esfuerzos en educar a nuestros hijos en la igualdad, en respeto, en responsabilidad? En una palabra, en valores. Pueden empezar ahora que están los niños en casa confinados por el maldito virus. ¿O son los que piensan que todo eso debe hacerse desde la escuela? ¿De verdad creen que por decir monomarental, por insistir en negar el lenguaje inclusivo, o emplear la arroba o las x para evitar el género de las palabras vamos a conseguir que un australopithecus no mate a su mujer?

Piensen.
Sean buenos.

Ayer fue el decimocuarto cumpleaños de mi hija. Me ha pedido como regalo que incluya la canción Madame Ayahuasca. No me he podido negar. Sé que lo va a disfrutar. Disfruten ustedes con ella. Con todos ustedes: ¡Taburete!


domingo, 12 de abril de 2020

La Iglesia en tiempos de Coronavirus

Desde la aparición del Coronavirus, muchos amigos, conocidos, familiares, e incluso personajes más o menos famosos, han criticado la actuación de la Iglesia. Piden, o mejor, reclaman, que la Iglesia aporte medios para luchar contra la pandemia que nos asola. Aseguran que debe poner al servicio de los ciudadanos dinero, edificios, profesionales... No han visto ninguna acción de la Iglesia en este tiempo. Ignoro si no han visto, o no han querido ver. Imagino que estos que exigen a la Iglesia son los mismos cuya única aportación para combatir este virus es aplaudir a las ocho de la tarde todos los días. Lo cual está fenomenal, pero parece exiguo. No es malo recordar que cuando comenzaron las primeras sospechas de Coronavirus, la Iglesia recomendó cerrar los templos y suspender el culto para evitar contagios.
Quiero pensar que todas estas peticiones son realizadas por ignorancia y no por mala intención. Es bastante sencillo comprobar que en muchas diócesis la Iglesia ha donado miles de euros para responder a la crisis social y ha cedido sus instalaciones como residencias para sanitarios, para atender a los enfermos o para cuidar a las personas sin hogar. En algunos centros diocesanos se han fabricado viseras protectoras. Algunos sacerdotes han donado parte de sus sueldos a Cáritas. Algunas monjas han confeccionado mascarillas. En otras diócesis se han comprado respiradores o se han organizado voluntarios para ayudar a las personas mayores a realizar sus compras. Por supuesto, se sigue repartiendo alimentos a las familias más desfavorecidas y se han abierto comedores sociales. Se ha realizado acompañamiento a presos, y se ha prestado atención psicológica... Y por supuesto, asistencia espiritual a quien lo precise. La lista es interminable. Insisto, no hay mayor ciego que el no quiere ver.

Decir que la Iglesia no está implicada en la lucha contra el Coronavirus es una de las mayores estupideces que he escuchado. En el albergue de personas sin hogar donde trabajo, perteneciente a Cáritas, están acogidas 23 personas. Aquí se les proporciona alojamiento, manutención, higiene y, lo más importante, dignidad a las personas. Diariamente, se dan cincuenta comidas en nuestro centro a aquellas personas que ni siquiera disponen de cocina, luz, o gas en casa. Pero hay más. Solo en Toledo desde Cáritas se han atendido más de 2 700 familias que están en una situación de especial necesidad desde que comenzó esta crisis. Teniendo en cuenta que la población de Toledo es de 85 000 personas, la cifra es escandalosa. Como todos ustedes imaginarán, no lo hacemos porque seamos mejores que nadie. Eso es evidente. Todos nosotros hemos descubierto que Dios nos quiere y podemos dar ese amor a las personas sin hogar, o a los pobres, o a la chusma. Quizá el problema es que la Iglesia ha preferido cuidar de los últimos sin publicidad. Ahora me pregunto qué han hecho el resto de asociaciones y oenegés para combatir el Coronavirus.

Piensen.
Sean buenos.

Ya que hoy es Domingo de Resurrección, y con la intención de desearles a todos una muy feliz Pascua, no se me ocurre mejor canción regalo que un himno de alabanza a Dios. He elegido Gloria. Un salmo hecho rocanrol. Con esta canción, el grupo irlandés, aún desconocido para el gran público, alcanzó un más que meritorio puesto 55 en las listas británicas. Todo un éxito. Esta es la versión en directo desde Berlín con motivo de la última gira. Y subtitulada para los no angloparlantes. Con todos ustedes: ¡U2!


domingo, 5 de abril de 2020

Coronavirus y África

Durante una tertulia en la cadena francesa LCIJean-Paul Mira, jefe del servicio de reanimación del Hospital Cochin de París, y Camille Locht, directora de investigación en el INSERM, Instituto de la Salud y la Investigación médica, se plantea la posibilidad de probar una vacuna contra el Coronavirus en África. Argumentan los doctores que allí la población no cuenta con mascarillas, ni tratamientos, ni reanimación. Incluso llegan a afirmar que ya se están realizando estudios de SIDA con prostitutas en el continente africano. No es la primera noticia parecida. Hace días ofrecían 4000 euros a voluntarios para que se dejasen inocular el virus para probar vacunas. Ya les aseguro yo que no serán ni ricos, ni políticos por supuesto. Serán los de siempre. La chusma. Me sorprende que estas eminencias no hayan elegido a africanos que viven en Francia. Les habría salido más barato... Al final, los médicos franceses trataron de disculparse con mayor o menor fortuna. No importa ya. El mensaje está enviado.
En un momento en el que  estamos sobresaturados de información acerca del Coronavirus, sorprende que la noticia hubiera pasado desapercibida si no es porque varios futbolistas de renombre, el senegalés Dembe Ba, el camerunés Samuel Eto'o y el costamarfileño Didier Drogba mostraran su indignación ante estas declaraciones. Y además, con contundencia. Ba los acusó de racista, mientras que Eto'o  llamó hijos de meretriz a los médicos. Por último, Drogba afirmó que los africanos no son cobayas humanas. Afortunadamente, el fútbol sirve alguna vez para denunciar actitudes racistas. Admitamos que si no hubiera aparecido en la sección de deportes de la prensa, ninguno de nosotros lo habría leído. Habría pasado sin ninguna repercusión.

Es la decadencia de occidente. Salvar el capitalismo a toda costa. Da igual si se lleva por delante a cientos de miles de personas. Lo que importa es lo que importa. Porque si esas personas son negras o pobres, importan mucho menos. Hay vidas de primera, de segunda, de tercera... y luego los negros de África. La chusma. Somos una generación podrida. ¡Qué horror! ¡Y qué desolación! Por supuesto, siempre habrá quien justifique estas aberraciones creyendo que hace un bien. Gracias a estas pruebas se han salvado muchas vidas. Permítanme decirles a quienes así piensan que son gentuza. Las pruebas siempre con los pobres. Pensaba que habíamos aprendido algo a través de los siglos, pero estaba errado. Se nos llena la boca de grandilocuencia, de solidaridad, de empatía, pero es todo una farsa. Sus vidas no nos importan. Nunca nos han importado los pobres. Somos muy generosos, hasta que nos tocan lo que es nuestro. Espero que la historia nos juzgue como nos merecemos. 

Piensen.
Sean buenos.

En estos tiempos de canciones de resistencia frente al Coronavirus, me he tomado la libertad de elegir Resucitao. Una versión del clásico I will survive, pero con un toque mucho más roquero y gamberro. Seguro que hace las delicias de todos ustedes, y en especial, de mi hermano don Pablo. Con todos ustedes: ¡Los Enemigos!
https://www.youtube.com/watch?v=n476FeCfAt8