lunes, 30 de enero de 2012

¿Ayuda a los jóvenes?

El otro día pude oir por la radio que en una capital española se están planteando crear una especie de tarifa plana de taxis para que los jóvenes puedan volver a sus domicilios tras sus salidas nocturnas de fin de semana. La concejala en cuestión explicaba que como los jóvenes volvían a sus casas muy tarde y a esas horas ya no había servicio de autobuses urbanos, estaban pensando implantar esta solución para permitir a los jóvenes regresar a sus domicilios sin necesidad de utilizar su coche con el riesgo que eso supone. Me parece estupendo, todo lo que sea aumentar la seguridad contará con mi beneplácito.


No es la primera medida que se adopta para los jóvenes y tampoco será la última. Hay infinidad de ayudas para los jóvenes y de todo tipo: Transportes, educación no reglada, vivienda... Ignoro si es una estrategia para fomentar el consumo interno y así salir de la crisis, se hace simplemente para captar el voto juvenil, o hay otra razón y se me escapa. Creo que hay que ayudar a quien lo necesite, independientemente de la edad y saber administrar con criterio los recursos con los que se cuentan.


¿La gente es consciente de que todo lo que está subvencionado es gracias al bolsillo de todos? ¿No sería más justo aplicar ayudas a las familias? ¿A los más de cinco millones que se encuentran en desempleo? ¿A las personas que tienen que cuidar de sus familiares mayores? ¿A quienes van a poner un negocio? Prefiero ayudar a los emprendedores o a las familias con escasos recursos económicos y no subvencionar la tarifa plana de taxis para que los beodos lleguen a sus casas. Pero puedo estar equivocado.
Piensen.
Sean buenos.

lunes, 23 de enero de 2012

Yo, por mi hija ¡MA-TO!

Imagino que todos ustedes conocen a la nueva Princesa Catódica. Ya saben, ese juguete que divierte tanto en las televisiones, fundamentalmente al canal en el que aparece, y que el día que se rompa, nadie se acordará de ella. Créanme, y no es por ser cenizo, pero me da la sensación, y ojalá me equivoque, de que ese día está más cerca que lejos. Todos le ríen las gracias, su porte arrabalero, su chulería... En una palabra, la chabacanería. Pero lo que más "éxito" ha tenido ha sido la famosa frase que da título a este artículo: Yo, por mi hija, ¡MA-TO! La frase ha caído en gracia y es repetida por infantes y ancianos por igual con el mismo gesto de sorna.

Es lógico, todos cuando tenemos hijos hemos podido decir alguna vez esa frase, pero ¿qué significa exactamente? Personalmente, entiendo que la frase quiere decir que cada uno de nosotros daría lo que fuera por nuestros hijos, incluso la vida física. Si los vemos en peligro, preferimos ser nosotros los que suframos o los que realmente muramos a cambio de ellos. Muchas veces cuando ocurre un hecho trágico, como un accidente de tráfico, en el que fallece uno de los hijos, se oye a uno de los padres (progenitores dirían los posmodernos) que se cambiarían por ellos. Y no lo dudo.

Pero, ¿da usted la vida por sus hijos en el día a día? Es decir, ¿juega con ellos? ¿se preocupa por sus "pequeños problemas"? ¿sabe en qué curso están? ¿Les ayuda en sus tareas? ¿Ha preferido mirar el último aviso que ha aparecido en su teléfono móvil o ha atendido a su hijo cuando le reclamaba? Hay infinitas preguntas. No quiero ser el Pepito Grillo de turno. Usted sabe perfectamente qué preguntas debe hacerse. 

Piensen.
Sean buenos.

lunes, 16 de enero de 2012

Más por menos

Para quien no lo haya visto todavía se lo resumo. "Más por menos" es la nueva campaña de mercadotecnia (marketing utilizan los posmodernos) en la que, de una forma muy pueril, nos explica que la compañía del suburbano madrileño ofrece una serie de servicios magníficos a un precio muy bajo, sobre todo comparado con otras ciudades. Para corroborarlo se indica en una tabla aneja el precio del billete sencillo en distintas capitales mundiales. Así, se indica que el billete sencillo en Madrid cuesta 1,50€, mientras que en París, cuesta 1,80€; en Nueva York 1,83€... Y así van repasando las diferentes ciudades y sus correspondientes precios del billete para que lo podamos comparar con el precio del billete madrileño. Por cierto, permítanme un inciso, New York indica el anuncio ignorando que el nombre de la ciudad estadounidense cuando hablamos en español es Nueva York. Al igual que para nombrar a la capital sueca decimos Estocolmo y no Stockholm, debemos seguir el mismo criterio con todas las ciudades y ser cuidadosos con la lengua española.


Podría hablar de lo que no dice Metro, es decir la comparativa entre el billete del Metro y el nivel de vida de cada país. Lo que no dice la campaña del Metro es que el salario mínimo interprofesional de un ciudadano en España es de 8979€ al año, es decir 641€ al mes aproximadamente, muy lejos de los 1365€ de Francia, o de los 1499€ de Irlanda, e incluso de la depauperada Grecia, 739€. Precisamente esto ha sido lo que ha encendido las iras de la sociedad, fundamentalmente en las redes sociales. No se puede hacer una comparación de precios tan insultante con la situación socioeconómica actual. Creo que publicitariamente ha sido una campaña nefasta. Lo único que ha conseguido ha sido ensuciar su imagen, y encima ha pagado por ello. Espero que los que sepan de esto me expliquen lo que opinan al respecto.

Ya está bien de tomar el pelo a la gente. Siempre que nos suben algún impuesto, el precio de algún bien básico, e incluso el sueldo de los gobernantes —cosa que ocurre con más frecuencia de la deseada—, nos vienen con el mismo cuento: "Es que en Europa es así" o "Somos el país de la UE en la que es más barato (ponga aquí lo que proceda)". A mí no me importa pagar más por el Metro, ni por la gasolina, ni por lo que sea menester, pero siempre que tenga de una vez el horario y el sueldo de Europa, y si no es así, por lo menos que no me insulten.

Piensen.
Sean buenos.

lunes, 9 de enero de 2012

Abuelos made in Spain

Permítanme que tome prestado el título de la película dirigida en 1969 por Pedro Lazaga y protagonizada por Paco Martínez Soria. No se trata de mi película favorita ni mucho menos, ni siquiera estaría entre las 100 mejores películas que he visto, pero sí me gusta el título, al que he añadido una -s para titular mi artículo de esta semana. ¿Por qué? Porque quiero rendir un pequeño homenaje a los abuelos de este país.

A pesar de lo que digan los economistas y los expertos, los verdaderos motores de la economía española son los abuelos. Ellos son muchas veces los que se encargan de llevar o recoger a los niños del cole, o de darles de comer, la merienda, de sacarlos al parque, de jugar con ellos, muchas veces les compran ropa... Todo lo hacen con una sonrisa y sin protestar. Y mientras los afanosos padres nos dejamos la vida en unos trabajos incompatibles con nuestros hijos. Yo personalmente, salgo de mi casa a las 7 de la mañana y regreso a las 7:40 de la tarde... ¡Y me tengo que considerar afortunado! Cuando llego a casa comienza lo que yo llamo el Maratón: Baños, pijamas, cenas, acostarlos, rezar, leer cuentos... Procuro que a las 9 o 9:30 de la noche mis dos hijos estén acostados. Es decir, que tengo una hora y media para estar con ellos al día. Me parece poco tiempo si quiero educarlos.

Sin los abuelos, la economía española sufriría un varapalo terrible. Recuerdo que en la última huelga general, los sindicatos llamaban incluso a los abuelos a hacer huelga y no ocuparse de los nietos para que la huelga fuera más efectiva. Quiero con el artículo de esta semana dar las gracias a todos los abuelos que tan generosamente están colaborando con todos los padres.  Por eso hoy, sencillamente GRACIAS.

Piensen.
Sean buenos.

lunes, 2 de enero de 2012

Urdangarín y la Monarquía

Es de sobra conocida la habilidad que tenemos los españoles de hacer chistes rápidos sobre cualquier tema de actualidad. Da igual si es algo cómico o trágico, pero siempre aparece algún chiste referido al asunto. Recuerdo cuando se casó la infanta Elena con Jaime de Marichalar. Se decía que éste era podólogo, pues le había quitado un callo al Rey. En realidad, el callo le ha aparecido ahora a Su Majestad con el otro yerno. Iñaki Urdangarín ha sido imputado por el juez instructor del caso "Palma Arena" por supuestos delitos de prevaricación, malversación de fondos, fraude a la administración y evasión fiscal. Casi nada. Evidentemente el chiste está en la calle, y ha pasado de ser jugador de balonmano a jugador de Talonmano. También se dice que han sido las peores navidades del Príncipe, pues ha descubierto que los Reyes son los padres y el hombre del saco, su cuñado. Simpático y agudo.

No voy a aburrirles con el desglose de supuestas actividades ilícitas del aún duque de Palma, puesto que los considero suficientemente informados. Por otro lado, ya saben, que siempre defenderé la inocencia de la gente hasta que no se demuestre lo contrario, pero ya es bastante significativo que hasta la Casa Real haya hecho un comunicado apartando al duque de los actos oficiales por su comportamiento "poco ejemplar". El debate, como es lógico, está en la calle, y en multitud de corrillos, grupos de amigos, compañeros de trabajo y demás, siempre se oye la misma pregunta: "¿Cómo es posible que alguien que lo tiene todo robe?"  No olvidemos que este señor está casado con una infanta, y no creo que tengan muchos problemas económicos. ¿Ha sido el  afán desmedido por lucrarse como afirma el fiscal?
No sé si el señor Urdangarín es consciente del daño que ha hecho a la Monarquía. Una de las instituciones, junto a las Fuerzas Armadas mejor valoradas por los españoles, porque evidentemente la infanta Cristina está salpicada por el escándalo, y por ende, la Casa Real también se ha visto implicada en este turbio asunto. Veamos cómo afecta esto a la Monarquía, pero ya les aseguro que el daño es muy elevado y creo que irreversible. A raíz de estos acontecimientos he llegado a oir de gente muy monárquica que "la monarquía no debería ser hereditaria, pues se cometen muchos abusos". ¿Eso no es lo que se conoce comúnmente como República? Al final va a ser cierto el dicho que asegura que los mayores republicanos de este país son la propia Familia Real.

Piensen.
Sean buenos.

¡Feliz año a todos!