domingo, 28 de abril de 2019

Maltrato a ancianos

Pues por fin llegó el ansiado día de las Elecciones Generales. Esta noche, tras los resultados, veremos desfilar a todos los líderes políticos afirmar categóricos que han ganado ellos las elecciones. Todos se mostrarán alegres y satisfechos con los resultados electorales. Como siempre ha dicho mi padre, hay más alegría hoy en los partidos políticos que el día de Reyes. Solo hay satisfacción. Pero tranquilo, no se alarme. No estoy aquí hoy para hablar de elecciones, políticos y demás asuntos. Para eso están los medios de comunicación que nos martillearán hasta la náusea con resultados, coaliciones y demás análisis sesudos. Por cierto, vergonzosa la actuación de los medios. Es repugnante cómo besan los glúteos de sus amos. Durante la larga campaña electoral —y la precampaña— los medios de comunicación se han dedicado en cuerpo y alma a explicarnos minuciosamente cada movimiento de los candidatos a la presidencia del Gobierno. Olvidando, o queriendo olvidar, otras noticias muy importantes.
Una de ellas ha sido el maltrato a ancianos en residencias de mayores. Algunas veces con la aquiescencia de los propios responsables de estas residencias. Han sido necesarias grabaciones en las que se podía ver y oír a los cuidadores de los ancianos maltratarlos física y verbalmente. Humillaciones, insultos, bofetadas... Por supuesto, estas agresiones son con los más débiles. Con los ancianos enfermos de demencia y Alzheimer. Con aquellos que apenas pueden defenderse y mucho menos reclamar. No voy a incluir las grabaciones porque no quiero aumentar el morbo y no quiero amargarles el día. Solo puedo decirles que son dramáticas, horrendas. No se puede comprender tanto sadismo en profesionales encargados de cuidar de los mayores. Es cierto que han aparecido en los medios, pero como noticia residual. Pasando de puntillas ante un acontecimiento que debería provocarnos el sonrojo generalizado.

Algo estamos haciendo mal. ¿Qué nos ha pasado para llegar a estos extremos? ¿Qué le ha ocurrido a la sociedad para no mostrar rubor ante la falta de valores que nos rodea continuamente? ¿Alguien puede explicarme porqué se consiente que vejen a nuestros mayores en residencias? Nunca he comprendido cómo es posible que unos padres puedan cuidar de sus tres, cuatro, cinco hijos... y ninguno de estos hijos sea luego capaz de cuidar de sus padres mayores y enfermos. ¿En qué momento fuimos engañados por este mundo despreciando a los ancianos? ¿Quién nos engañó anteponiendo los intereses laborales a nuestra propia familia? ¿Es absolutamente necesario que nuestros hijos tengan el último modelo de teléfono móvil o que podamos irnos de vacaciones a destinos soñados? No se engañe. No es falta de tiempo. Es falta de interés. Aunque uno sea insultantemente joven como un servidor, aún recuerda aquellos remotos tiempos en los que un anciano era considerado un sabio. Alguien a quien respetar. Hoy, son un estorbo. Por tanto, hay que recluirlos en inhóspitos lugares y felicitarse porque mueran lo antes posible, para evitar que sigan comiéndose el dinero de papá Estado con sus pensiones. Lo más grave es que cada día vemos estos hechos como normales. Parafraseando a Martin Niemöller —aunque la frase se atribuyó a Bertolt Brecht— al final, vendrán a por nosotros, pero ya no quedará nadie que venga a protestar.

Piensen.
Sean buenos.

Aprovechando que la imagen de hoy aparece en el poema Londres de las Canciones de Inocencia y Experiencia de William Blake, incluiremos The little things that give you away, Las pequeñas cosas que te delatan, una canción que aparece en el disco Songs of Experience de unos casi desconocidos irlandeses. Se trata de una maravilla musical. Con todos ustedes: ¡U2!

domingo, 14 de abril de 2019

Vota, idiota

¡Alégrese! ¡Regocíjese! ¡Ya ha comenzado la campaña electoral! La primera de las muchas que nos esperan a los sufridos españoles. A pesar de no haberse acordado de los ciudadanos durante años, a partir de ahora, debemos aguantar a los sucesivos candidatos suplicándonos el voto; puesto que ellos, y solo ellos, son los mejores. ¿Los demás? Chusma. Unos seres infectos. Se acercarán a medios de comunicación, a los mercados, a las plazas, los veremos por doquier con sus mejores sonrisas a anunciar sus bondades, e insisto, a desprestigiar al rival. Ya les anticipo una cuestión. Ninguno aportará nada. Ninguna idea para mejorar el país. Sus únicos argumentos serán echar estiércol sobre sus rivales. Fomentar los zascas en las redes sociales. Que eso sí tiene mucha visibilidad. También son expertos en fabricar lo que los posmodernos trasnochados llaman fake news, que es lo que toda la vida se ha llamado en español, paparruchas.
Es tiempo también de ver cómo se apresuran por inaugurar carreteras, hospitales, convocar oposiciones y demás servicios públicos. No creo que haya aún ningún iluso que crea que lo hacen porque son bondadosos o filántropos. Parece que muchas veces olvidan que esas obras; muchas veces faraónicas, otras con su consabidas mordidas; están realizadas con nuestro dinero. Ese dinero que hemos aportado todos. Usted y yo con nuestros impuestos. Quedan fuera de este selecto grupo los evasores o quienes perpetran obras de ingeniería fiscal para evitar pagar. Por supuesto, presumirán de ser más listos que los demás. E, incluso se les permitirá votar y su voto valdrá lo mismo que el de los honestos. Pero ¿quién se atreve a poner el cascabel al gato? Desgraciadamente seguimos viviendo en un país en el que siguen valiendo igual todos los votos. Tiene el mismo valor el voto del sabio y el del necio; del asesino, del maltratador o del narcotraficante; de quienes crean sociedades fantasmas para no pagar impuestos y de la gente de bien. Que alguien me lo explique.

Todos los políticos buscan llegar al poder. De una forma u otra. Poco les importa el populacho. La prueba fehaciente es que si realmente les interesara construir un país digno, un gran país, al día siguiente de las elecciones, se reunirían para llegar a grandes acuerdos de estado sobre materias imprescindibles: Educación, Sanidad, Servicios Públicos... Pero no. Su única ansia es llegar al poder. Imagino que muchos para comenzar a labrar su futuro en consejos de administración de grandes empresas, otros para comprar caserones millonarios, o para colocar a sus familiares y amiguetes en algún puesto de trabajo. Es significativa la poca o escasa actividad profesional en las empresas privadas de nuestros políticos. Sus únicos méritos son tener el carné del partido entre los dientes y medrar. En lo que sí son expertos es en provocar la división. Siguen empeñados en promover entre la población un enfrentamiento entre derecha e izquierda con el único fin de mantenernos ocupados, discutiendo, mientras ellos siguen campando a sus anchas, llenándose los bolsillos, y aprobando leyes injustas e inhumanas. No en vano, los políticos son el segundo problema de los españoles tras el desempleo. Queridos políticos, si no son parte de la solución, son parte del problema.

Piensen.
Sean buenos.

Me apetecía poner como canción regalo la que da título al artículo de hoy. Vota, idiota. Una canción que me retrotrae a mi juventud y que explica fantásticamente el sentimiento del artículo. No se la pierdan. Excepto tú, papá, que sé que no te va a gustar. Con todos ustedes: ¡Manolo Kabezabolo!
https://www.youtube.com/watch?v=dd3890fILPU

domingo, 7 de abril de 2019

Funcionarios excelentes

El Pleno del Ayuntamiento de Algeciras (Cádiz) ha aprobado; con el apoyo de todos los grupos excepto una no adscrita; un extra salarial de productividad para aquellos funcionarios que no falten a su puesto de trabajo. Su idea es reducir el absentismo laboral.  Para cumplirlo, los trabajadores no podrán faltar más del 4,5% de los días a su trabajo, es decir, unos diez días. Quedan exentos de estos días las intervenciones quirúrgicas, cesáreas, enfermedad o accidente grave que comporte ingreso hospitalario, fallecimiento de familiares, accidentes de trabajo, estudios de perfeccionamiento profesional, permisos de paternidad y maternidad, lactancia, vacaciones, licencias sindicales, el cumplimiento de deberes inexcusables, permisos de matrimonio o registro de parejas de hecho, asistencia a víctimas de violencia de género. Es decir, casi todo. Parece que solo quedan fuera de esta lista las bajas médicas por enfermedades leves. El costo para las arcas municipales asciende a casi 350 000 euros para casi 700 empleados. Es importante señalar que Algeciras cuenta con unas 120 000 personas y cuya deuda supera los 200 millones. Hagan ustedes las cuentas. No sé... A mí me parece una maniobra electoral.
Pleno municipal en el Ayuntamiento de Algeciras ERASMO FENOY
Algunos dirán que hay empresas privadas que hacen lo mismo. Me parece perfecto. Es su dinero y emplean sus beneficios en su activo más importante, los trabajadores. No tomen estas líneas como la criminalización del funcionario. He trabajado para la Administración Pública durante años y he visto trabajar a los abnegados empleados públicos con desdén. Muchas veces escasos de recursos y de personal. Pero todos sabemos que en todos los sectores hay sinvergüenzas. El problema quizá, es que si estos sinvergüenzas están en la empresa privada, se van a la calle. Y en el caso de los funcionarios, al ser prácticamente imposible despedirlos, si hay alguno que sea un incompetente, gandul, o sencillamente caradura, la única forma de evitar el absentismo, es pagarles dos veces por hacer su trabajo... y con el dinero del contribuyente. Con el dinero de todos. Todos hemos pasado procesos de selección más o menos exigentes para conseguir nuestros trabajos. Lo que carece de toda lógica que una oposición te otorgue impunidad de por vida.

¿A nadie se le ha ocurrido la medida opuesta? Si un trabajador se ausenta injustificadamente de su puesto de trabajo se le penaliza económicamente, y si reincide, se le despide. Lo malo de esta medida es que es tremendamente impopular. Hay quienes creen que la mejor defensa del servicio público es permitirles todas sus fechorías. Todos queremos que los servicios púbicos sean eficientes. Que sean los mejores. Y para ello, es necesario que aparte de aprobar la consabida oposición, el trabajador sea excelente. Y si se demuestra objetivamente que alguien no cumple con su trabajo, que se vaya a la calle. Da igual que sea ordenanza, administrativo, trabajador social, médico, maestro, policía o juez. La sociedad debe clamar por la excelencia del funcionario. El objetivo es que nuestro sistema público sea el mejor y para ello, necesitamos a los mejores trabajadores y no convertir el empleo público en un pozo sin fondo de caraduras y sinvergüenzas.

Piensen.
Sean buenos.

La canción regalo de hoy viene de la mano de doña @BeatrizBagatela. All mine. Una delicia para los oídos. Con todos ustedes: ¡Portishead!