domingo, 13 de julio de 2014

Absueltos

A mediados de junio de 2011 unas mil personas se manifestaron alrededor del Parlament de Cataluña para protestar contra los recortes de servicios básicos como la educación y la sanidad y evitar que se votaran los presupuestos autonómicos. Fue tal la algarabía que el propio presidente de la Generalitat tuvo que entrar en helicóptero al Parlament. Hubo gritos, empujones, insultos y alguna diputada señalada con pintura. Artur Mas testificó en el juicio y calificó el asedio como de coacción y violencia. Finalmente ha salido la sentencia —más de tres años después— exculpando a todos los procesados.

Según el tribunal, los acusados estaban ejerciendo "el derecho fundamental de manifestación, sin que pueda imputárseles acto alguno que pudiera significar un exceso o abuso". Dicen los jueces que la protesta es el único medio "por el que expresar y difundir sus pensamientos y opiniones, el único espacio en el que puede ejerecer su libertad de palabra". Y concluye con que en la protesta se dieron todos los elementos para entender la conducta de los manifestantes ya que pretendían dirigir un mensaje contra los recortes y el gasto social en detrimento de los servicios públicos y los derechos sociales.

Es evidente el hartazgo de la sociedad con los políticos y con las sentencias restrictivas, pero no olvidemos que estos hechos atentan gravemente contra la soberanía democrática. Parece una sentencia destinada a satisfacer al populacho sin preocuparse de futuros actos vandálicos. ¿Quién podrá impedirme manifestarme con la misma vehemencia que estos grupos ante partidos políticos que me disgusten? ¿Dónde está el límite? ¿Se tiene carta blanca para actuar incluso con violencia? ¿Qué hubiera pasado si se impidiera el acceso a la Audiencia Nacional? Muchas preguntas, pocas respuestas...

Piensen.
Sean buenos. 

La canción regalo de hoy es "Daddy's gonna pay for your crashed car". En esta versión, en directo en Sydney, con el famoso discurso que hacía Bono. Épica. Disfruten. Es U2.


1 comentario:

  1. Me he quedado enganchado con la frase "... pero no olvidemos que estos hechos atentan gravemente contra la soberanía democrática."

    ¿De verdad crees eso Diego? Es tan absurdo que ni siquiera llego a comprender bien a qué te refieres.

    ¿Lo grave es estar en contra de lo que decida el gobierno sea lo que sea?, ¿no es más grave que el gobierno haga lo que le de la gana?, ¿no será este el que atenta contra la soberanía del pueblo cada vez que hace justo lo contrario de lo que prometieron en campaña electoral?

    Tal vez no es eso, tal vez te refieres a la forma y no al fondo. Pero resulta que no basta con que Artur Mas lo califique de coacción y violencia, resulta que, afortunadamente, decidir si un acto constituye delito le corresponde a los tribunales. Son estos los que fijan los límites que tanto te preocupan y que son mucho más claros de lo que pretendes.

    Lo que no es de recibo es pedir penas de prisión por "gritos, empujones, insultos y alguna diputada señalada con pintura"

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