miércoles, 13 de octubre de 2010

Educación

Imaginen que por un día se dedican al mundo de la enseñanza y se encuentran con una clase abarrotada de chicos deseosos por aprender (lo de abarrotado es en sentido estricto, no figurado). Usted trata de hacer su trabajo lo mejor que puede, trasmite conocimientos, empatiza con los chicos, incluso siente cariño por ellos.
Pero ¡ay amigo! resulta que hay uno o dos, que no tienen ningún interés en aprender. Usted sigue esmerándose, intentando enseñar a estos chicos, primero porque es su devoción, y segundo porque es su obligación, pero estos chicos, no solo no aprenden, sino que molestan al resto de los alumnos (del alumnado que dirían ahora por aquello de las frases sexistas). Pasan el día hablando, no digo cuchicheando, sino hablando en voz alta, jugando, distrayendo a los demás y, en definitiva, impidiendo que los demás chicos aprendan.
Ante esta situación, ¿usted qué haría? No es pregunta baladí. Tiene que tener mucho cuidado con la legislación vigente. Seguramente, en tiempo de nuestros padres, el castigo sería mayúsculo, incluso con algún bofetón, pero hoy día, por lo visto, no puedes hacer absolutamente nada. No puedes echarle de clase, ni mandarle a casa, ni mucho menos, castigarle, no sea que el niño se traumatice. Seguramente la virtud, como siempre, y ya lo dijo Aristóteles esté en el término medio, pero ¿no estamos confundiendo corrección con sobreprotección al alumno, y por ende, se le está situando por encima de su maestro? Por cierto, me gusta más la palabra  maestro que profesor, me parece más fiel a la etimología.
Hace tiempo que el maestro no es alguien respetado, es un ser molesto para los chicos, una obligatoria figura que ha colocado el gobierno para poder dejar a los niños durante la jornada laboral de los padres, pero no tiene funciones. Si no tiene funciones, no tiene respeto y así es imposible enseñar, por cierto, la función principal de los maestros.
Digo todo esto porque esta mañana, cuando salía de la estación del AVE para venir a trabajar he visto un cartel anunciador de la Comunidad de Madrid en el que se solicita a los alumnos que respeten y apoyen a sus profesores. He de reconocer que no he visto el resto de la campaña publicitaria. Sé que la Comunidad de Madrid se ha gastado 1,8 millones de euros y que se emitirá en medios escritos, audiovisuales y digitales.
Ante esta nueva campaña me surgen varias dudas. ¿Cómo se puede respetar al profesorado si desde esa misma administración no se le respeta?
Piensen.
Sed buenos.

2 comentarios: