domingo, 30 de abril de 2017

Vergüenza

Mohamed es de Melilla. Hace unos días tuvo un gravísimo accidente automovilístico. Otro conductor se saltó un stop embistiendo duramente su coche. Él resultó ileso, mientras su mujer y su hijo mayor sufrieron golpes de diversa gravedad aunque, afortunadamente, su pronóstico no es grave. La peor parte se la llevo, sin duda, su hija pequeña, de apenas 2 añitos. Sufrió un terrible golpe provocándole un traumatismo craneoencefálico severo con afectación de la médula. Es posible que quede tetrapléjica. Tras pasar por varios hospitales de la península, finalmente se decidió su traslado a Toledo para ingresar en el Hospital Nacional de Parapléjicos, centro de referencia en el tratamiento de lesiones medulares. Pero antes de su ingreso, debe permanecer en otro hospital toledano hasta que su hija salga de la UVI. La mujer de Mohamed se ha quedado en casa cuidando de su otro hijo.
El Hospital de Parapléjicos dispone de una vivienda para familiares, como es el caso. Pero hay un problema. La hija de Mohamed no está ingresada aún, y por tanto, no tiene derecho a usar la vivienda. Es evidente que será derivada en cuanto le curen las heridas, pero aún no se ha hecho efectiva la derivación. Y mientras, ¿qué hace Mohamed? Ya ha gastado el escaso dinero que disponía. No tiene dónde dormir ni qué comer. Ha estado durmiendo en la sala de espera de la UVI. No se lo van a creer, pero a Mohamed le gusta comer tres veces al día. Hay gente exigente que no se cansa de pedir... La trabajadora social del hospital lamenta no tener ningún recurso para este hombre. Por supuesto, los Servicios Sociales tampoco pueden hacer nada. Ni siquiera está empadronado en la ciudad. 

El cacareado Estado de Bienestar no puede proporcionar a Mohamed un alojamiento temporal, ni puede ayudarle con su aseo personal y, por supuesto, tampoco puede ofrecerle comida caliente. El sistema público de Servicios Sociales, que pagamos todos, es incapaz de cubrir las necesidades básicas de un hombre en esta situación tan dramática. Repugna descubrir la cantidad de millones desfalcados por sinvergüenzas sin escrúpulos cuyo único objetivo es lucrarse con la política en lugar de usarla para socorrer a los más desfavorecidos. Podemos buscar miles de explicaciones a esta situación, pero solo se me ocurre una que lo define perfectamente: Vergüenza repugnante. Por si hay algún despistado, les diré quién se hizo cargo de la situación. Los de siempre. Cáritas. Ya lo definió el Papa Francisco perfectamente: Cáritas es la caricia de la Madre Iglesia a sus hijos. La ternura y la cercanía.

Piensen.
Sean buenos.

Ayer falleció una profe del cole de mis hijos a quien quería mucho. Me consta que le encantaba Tim Curry, así que he decidido que la canción regalo de hoy sea I do the rock, y va dedicado a ella. A Lola. In memoriam.
https://www.youtube.com/watch?v=cUsQj_ha0zU

1 comentario:

  1. En efecto, es una vergüenza que no esté previsto algo más flexible para casos como este.
    En cuanto a que Caritas se haga cargo, bien. Es su labor y se aplaude. Incluso podría decirse que para estas cosas hay quien marca la X en la declaración de la renta. Me parece bien que cumplan. E incluso deberían asignarle más porcentaje de esa X en la declaración.

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