domingo, 16 de julio de 2017

Solo para ellas

El año pasado, durante la celebración del festival de música Bråvalla, uno de los más multitudinarios en Suecia, con una asistencia de cerca de 50 000 personas, se produjeron cuatro violaciones y más de una veintena de agresiones sexuales. Algunas bandas, en señal de protesta, cancelaron sus actuaciones; incluso la organización del evento ha decidido suspender la edición del año que viene. Por supuesto, siempre hay descerebrados que culpan a los refugiados de estas atrocidades. En medio del escándalo, Emma Knyckare, una conocida locutora y cómica sueca propuso en un tuit la prohibición de entrada a los festivales a todos los hombres, hasta que aprendan a comportarse.
Cartel de propaganda We can do it! de Westinghouse Electric
La propuesta ha tenido mucho calado. Especialmente en las redes sociales. De esta forma, el año que viene se va a organizar un festival en el que solo podrán acceder las mujeres. El objetivo, según sus propios organizadores, es que ellas puedan sentirse completamente seguras. No es siquiera una idea original. En algunos festivales, como Glastonbury, en el Reino Unido; Electric Forest, en Estados Unidos; Shambhala, en Canadá... se han habilitado escenarios o zonas solo para ellas. En otros países, como en el Bilbao BBK Live de España, se emplea el protocolo No es no contra el acoso sexual.

Esto ocurre en Suecia. Uno de los países cuya educación es paradigma de modernidad y éxito. Estamos hablando de países punteros en democracia y derechos. No de países subdesarrollados o en vías de desarrollo. La única solución a la que han llegado es a prohibir. Prohibir el acceso a los hombres. Como si todos los hombres fuéramos sospechosos. Su solución es segregar por sexo a las personas. Bienvenidos al pasado. Dantesco. Resulta curioso que una sociedad que cosifica permanentemente a las mujeres, tratándolas como meros objetos de usar y tirar, sin que nadie haga nada, se sorprenda porque unos malnacidos abusan de ellas. Se recoge lo que se siembra. No puedo entender que todavía no se le haya ocurrido a nadie que la solución no es legislar, sino educar. Educar en valores, en igualdad. Y no es una labor escolar. Es nuestra labor, los padres. Deje de regalarle a sus hijos todos sus caprichos y enséñele a respetar y a respetarse.

Piensen.
Sean buenos.

La canción regalo de hoy es, Girls and boys. Les dejo una versión traducida para aquellos que no dominan el inglés. Describe perfectamente la situación. Con todos ustedes: ¡Blur!

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