domingo, 11 de diciembre de 2016

Wanda Metropolitano

Quienes me conocen saben que soy un fiel seguidor —y en algunas ocasiones sufridor— de mi querido Racing de Santander. No soy seguidor del Atlético de Madrid, pero es un equipo al que quiero por muchas razones y por afinidad con grandes y viejos amigos. Este cariño no me ha cegado y siempre he criticado lo mismo del Atleti. Su falta de ambición y su conformismo. El día que don Vicente Calderón autoproclamó al equipo como El Pupas, achacando todos sus males a la mala suerte, se confeccionó una gran mentira, en la que los seguidores del equipo creyeron a pies juntillas. Todas las derrotas, la ausencia de títulos, se justificaban con ese pueril argumento. El binomio se completaba con una frase más poderosa aún. Tenemos la mejor afición. ¿Qué más da entonces ganar si hemos animado mejor que el rival? Ser del Atleti es apelar a un sentimiento.
Parecía que con la llegada del Cholo Simeone al banquillo, se enderezaría el rumbo, y por fin, tras una enorme travesía por el desierto, llegaron los títulos: una Liga, una Copa del Rey, una Supercopa de España, una Liga Europa y una Supercopa de Europa. Se llegó dos veces a la final de la Copa de Europa con el resultado conocido por todos. Se perdió de forma dolorísima. Cruel incluso. Pero la afición incomprensiblemente salió contenta porque sus jugadores habían luchado. Esta indolencia es la que define a un equipo mediocre. Si el perdedor hubiera sido el Madrid, el Barça, el Bayern, sus aficionados nunca estarían orgullosos. Estarían abatidos. Y con razón.

Y llegó el momento de crecer. Tras cincuenta años, llegó el momento de cambiar de estadio. Se pasaba del Vicente Calderón a uno nuevo. Y ¿qué han hecho sus responsables? Destruir de un plumazo el sentimiento de la afición llamando al estadio Wanda MetropolitanoUn nombre que no gusta a nadie. Es evidente que hay que acatar las órdenes del que paga, pero elegir un nombre tan horroroso y sin apenas vinculación con los aficionados es casi un ultraje. Los propios aficionados del Atleti pedían un nombre más emblemático. ¿Y hay alguien más emblemático para los aficionados atléticos que Luis Aragonés? Los gestores atléticos, haciendo oídos sordos a sus aficionados, se han vendido a una empresa china, que no tardará en bajarse del barco abandonando al club a su suerte. Para completar el horror, han cambiado el escudo, afeándolo bastante. Parece que el tradicional oso que representa la ciudad de Madrid ha sido cambiado por un popular oso panda chino... En fin, cosas del fútbol. Poderoso caballero es don dinero. No tomen esto como una crítica sin más. Ojalá es Atleti vuelva a dar alegrías a sus aficionados. Espero que los atléticos corrijan pronto este rumbo errático. Sin títulos y sin sentimientos, el acta de defunción del equipo está más cerca que lejos.

Piensen.
Sean buenos.

La canción regalo de hoy tiene un significado importante. Doña @BeatrizBagatela, que no sabe, o no quiere distinguir un balón de un dado, y por tanto el mundo del fútbol le importa más bien poco, me ha propuesto un temazo: Reflektor. En el fondo el fútbol es un reflejo de la sociedad. Todos tenemos un precio. Con todos ustedes: ¡Arcade Fire!
https://www.youtube.com/watch?v=7E0fVfectDo




2 comentarios:

  1. Totalmente en desacuerdo. Me gusta el escudo nuevo, lo moderniza sin quitar la esencia, no me parece que el nombre del estadio no tenga vinculación con la afición ya que es recuperar el nombre del anterior y por último: ¿mediocre y acta de defunción?: bastante mérito tiene un equipo que no tiene el gran presupuesto y amplio banquillo que otros si tienen y con los que acostumbra a mantenerse casi todos los años en los puestos de arriba de liga y resto de competiciones. Seguro que a tu querido Racing no lo consideras equipo mediocre, si no humilde y de recursos limitados.

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  2. Comparto algunas cosas y otras no. Efectivamente el nombre del estadio no es el más apropiado, por regla general hubiéramos preferido Luis Aragonés como dices o Nuevo Metropolitano, el Wanda Metropolitano contenta sólo a medias, por la segunda parte concretamente, pero el nombre comercial me temo que es algo general en el mundo del futbol moderno (Emirates Stadium, Philips Stadion, o Allianz Arena por sólo citar algunos). Yo, el escudo, no lo hubiera tocado aunque no ha cambiado tanto, la verdad. Y si bien te doy la razón en la falta de ambición y conservadurismo en momentos claves, la grandeza de su lucha contra la adversidad y su enorme afición no la hacen nunca mediocre sino un equipo muy grande. Un abrazo.

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