domingo, 28 de agosto de 2016

Pecados de juventud

El Lleida Esportiu, club de fútbol que milita en el grupo tercero de Segunda División B, ha rescindido el contrato de su jugador Eric Zárate, fichado pocos días antes, por los comentarios vertidos en sus redes sociales. En su perfil de Facebook el jugador publicó, allá por 2011 y 2012, cuando tenía 14 o 15 años, insultos racistas contra Lewis Hamilton, sexitas y contra las instituciones de Cataluña. Ahora, con 20 años, asegura que se arrepiente, que esos comentarios son parte de su pasado, que ha madurado y pide perdón. Ha sido el portal Nació Digital quien ha sacado a la luz los comentarios, que obviamente, ya han sido borrados. Aquí les dejo algunos de los mensajes.
Como ven, son comentarios más que justificados para despedir a un trabajador. Yo no querría en mi empresa a alguien con estos principios. Y es evidente que cada vez más empresas peinan las redes sociales de sus futuros candidatos para evitar que ocurran casos como el que nos ocupa. El problema es que estos comentarios los escribió un niño. Era menor de edad. Fue un pecado de juventud. ¿Quién de ustedes no ha cometido estupideces cuando tenía 14 años? ¿Merece semejante castigo? Antes de responder piense que su hijo, su sobrino, o su nieto de esa edad puede estar ahora mismo escribiendo un comentario xenófobo o misógino en cualquier red social. No son conscientes de que lo escrito, escrito está. Hay una obsesión casi enfermiza por dejar nuestra impronta en la red.

Por otra parte, esta semana ha sido noticia que el Rubius —un youtuber al que seguramente usted no conocerá si tiene más de 30 años— ha publicado un mensaje en su cuenta de Twitter que se ha convertido en uno de los mensajes más retuiteados de la historia de esa red social. Obtuvo más de un millón de retuits. No crean que el mensaje era el fin de la guerra o de la hambruna. No. Era una estupidez. Un concurso. Simplemente escribió Limonada. Seguro que ninguno de los que interactuaron con el famosete no conocen a Daniel Liu. Daniel es otro niño, esta vez de once años, que está cursando clases de química en la Universidad de Toledo (Ohio). Por supuesto no tiene redes sociales. Y ese es el problema. Los modelos de nuestros hijos son los más influyentes de las redes sociales. Y su objetivo es la gloria efímera. La gloria de aparecer en las redes sociales, aunque en alguna ocasión te cueste un puesto de trabajo. 

Piensen.
Sean buenos.

Permítanme que la canción regalo de hoy sea Every breaking wave. ¿Estamos dispuestos a dejar que nuestros pies sean barridos y dejar de perseguir cada ola rompiente? Con todos ustedes: ¡U2!








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