domingo, 11 de marzo de 2018

Sexting

Todos sabemos que la mayoría de los jóvenes de ahora disponen de un teléfono móvil o una tableta con conexión a internetTambién sabemos que nuestros jóvenes, nuestros hijos, tienen acceso a estos dispositivos cada vez a más temprana edad. Raro es el chico que no tiene acceso a una tableta con seis o siete años. De esta forma, se entretienen, y no dan la murga a los sufridos papás. En ese instante, se convierte en su herramienta de comunicación con sus iguales. La mayoría de sus conversaciones las realizan a través de aplicaciones de mensajería, tipo WhatsApp, o semejantes. Lo hacen con sus amigos, con conocidos, e incluso con desconocidos, a quien ellos llaman amigos. Es posible que no los hayan visto nunca, que jamás hayan hablado con ellos personalmente, que solo existan en sus redes sociales, pero como un día le dieron un megusta a alguna publicación, ya consideran que son de fiar. Es lo que trae esta sociedad tan tecnológica. 
Y uno de los peligros de este abuso de comunicación por internet es lo que se ha llamado SextingEs un nuevo anglicismo compuesto por sex —sexo— y texting —envío de mensajes de texto—. Es decir, enviar contenido de tipo sexual, especialmente fotografías o vídeos, a otras personas a través del teléfono móvil. Lo más peligroso es que los chavales de hoy están participando antes en esta nueva actividad, sin tener en cuenta los riesgos. Uno de cada siete jóvenes ha enviado alguna vez material sexualmente explícito, y uno de cada cuatro lo ha recibido. Una amiga me contó que vio este semana a tres niñas que no llegaban a los 14 años, en un parque, a plena luz del día, semidesnudas haciéndose fotos mientras decían que las subirían a Instagram.

Es famoso el caso de Emma Jones, una joven inglesa de 24 años que se suicidó por no soportar la presión tras la publicación de fotos suyas desnuda por parte de su ex novio. Tengo hijos de 11 y 14 años. Me aterra pensar que en sus clases, de treinta alumnos, cuatro hayan podido enviar fotos o vídeos sexuales. ¿No son conscientes del riesgo que supone? Una vez que la foto sale de su dispositivo, pierde el control sobre ella. ¿Qué buscan? ¿La aceptación de sus compañeros? ¿El amor eterno? Y lo que más me asusta. ¿Es la presión de grupo la que hace que cometan estas locuras? Tras estas insensateces, llegan los problemas. Acoso, chantajes... Y no piensen que sus hijos son siempre las víctimas. Algún día pueden ser los verdugos. Seguramente, nuestros mandamases creen normas para evitar estas conductas de riesgo, e incluso, creerán un teléfono de ayuda. Mucho me temo que la solución es mucho más compleja. Debe empezar por la educación. Una educación en valores. Y ahí, queridos amigos, la cosa se complica. Ánimo y no olviden cuidar de sus hijos.

Piensen.
Sean buenos.

Hoy es el cumple de mi madre, así que la canción regalo de hoy va dedicada a ella. Amor de madre. Sin ninguna duda. La mejor madre del mundo. ¡Cuántas veces hemos escuchado esta canción juntos! Te quiero mamá. Con todos ustedes: ¡Gabinete Caligari!

2 comentarios:

  1. los móviles y las redes sociales deberían tener horario para los menores y lugares donde no se pudieran usar. ( comidas familiares, sociales, etc) ya nadie convive. A mi se me hace peor ese problema

    ResponderEliminar