domingo, 15 de enero de 2017

Hiperpaternidad

Esta semana he estado de vacaciones. Sí, ya sé que es una época extraña, pero no vi a nadie sorprendido cuando trabajé durante julio y agosto. Gracias a estos días de asueto he podido hacer algo que me gusta mucho. Recoger a mis hijos del colegio. Y esta vez he reparado en un hecho que me ha sorprendido enormemente. Es ver la cantidad de madres —es cierto que aún hoy van pocos padres a recoger a sus hijos al cole— y abuelos —¿qué sería de este país sin los abuelos?— cargados con las mochilas, las manualidades, e incluso el balón de sus hijos, mientras éstos van caminando muy pizpiretos.
No es un hecho puntual. Son muchos los padres que están en el grupo de WhatsApp del curso del niño y preguntan las tareas para el día siguiente porque el niño no sabe o no se acuerda qué es lo que tiene que hacer. Hablan en plural. Aseguran que mañana tienen examen de lengua. ¿Tienen? ¿Ellos? Por supuesto, hacen los deberes por ellos, no con ellos, para presentarlos perfectos e impolutos. Sin importarles si han comprendido los conceptos básicos. Es de vital importancia que su hijo sea el mejor. Ejercen de entrenadores deportivos ya que son más expertos que Zidane, Simeone o Luis EnriqueSon los siervos de sus hijos. Nadie puede siquiera insinuar que su hijo se ha equivocado o ha hecho algo mal. La culpa siempre será del otro. ¿No conoce a nadie cuya agenda del fin de semana no esté marcada por las actividades de sus hijos? Permítanme compartir con todos ustedes un pequeño corto de animación que explica muy bien la situación de nuestros hijos.

https://vimeo.com/193916659

Hemos convertido a nuestros hijos en unos caprichosos y unos memos. En resumen, unos niños mimados y miedosos. Tienen absolutamente todo porque pensamos que si les falta lo más nimio serán unos desgraciados y se frustrarán. Nuestros hijos, y siempre hablando desde la generalización, no conocen el significado de la palabra responsabilidad, ni compromiso, ni exigencia... Todo se lo damos hecho. Vivimos esclavos de sus deseos y caprichos. En el fondo, estamos comprándolos. Como desgraciadamente no podemos pasar más tiempo con ellos y educarlos realmente, les compramos todo. Antes incluso de que lo pidan, para que finjan que son felices. Y nosotros más felices todavía al verlos a ellos felices. Cuando en realidad no nos damos cuenta de que los estamos haciendo unos idiotas. Tenemos que enseñar a nuestros hijos a que el no es por su bien, que el dolor existe, al igual que la frustración, y que tienen que ser autónomos. Aunque quizá lo más importante es quererlos como son y no querer convertirlos en nuestros proyectos fallidos...

Piensen.
Sean buenos.

La canción regalo de hoy viene nuevamente de la mano de doña @BeatrizBagatela. Es Standing at the sky's edge. ¿Quién sabe lo que estaban pensando? Se deslizan por el filo de la navaja viendo como sus vidas se iban hundiendo lentamente. Con todos ustedes: ¡Richard Hawley!
https://www.youtube.com/watch?v=zileXIdVc00









3 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. Se justifica que vayan a recogerlos y llevarlos por miedo a secuestros -no por extraños, piense en los padres divorciados- o venta de drogas en inmediaciones pero estos niños están superagobiados por sus padres.

    A veces tengo la impresión quede algunos más que como niños lo tratan como mascotas.


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  2. Hola Diegvs, totalmente de acuerdo con usted. Hace poco leí un artículo sobre los llamados "padres helicóptero", permanentemente revoloteando sobre nuestros hijos, coartando su desarrollo y autonomía, y creando verdaderos memos consentidos. Yo ya he sacado la regla de madera para las mías.

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  3. Muy buen artículo con una más que acertada reflexión.
    Consentir sí pero no en exceso,con el tiempo se volverá en contra tanto de los hijos como de los padres.
    Surgirán problemas de adaptación e incluso de socialización;el corto de animación es un perfecto ejemplo del resultado de la sobreprotección hacia los menores.
    Por desgracia la maternidad/paternidad y la educación de nuestros hijos es tarea ardua sin manual de instrucciones pero en nuestras manos está el añadir un poco de sentido común y favorecer de manera positiva el desarrollo personal desde bien temprano...
    Como dice el refrán "de aquellas arenas estos lodos", procuremos evitarlo lo mejor que nos sea posible.
    Saludos,
    María Berdayes

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