Cuenta una toledana leyenda que Juanelo Turriano (Giovanni Torriani) era un ingeniero italiano del siglo XVI que construyó un artilugio para trasportar agua desde el río Tajo hasta la ciudad imperial, que está a unos 100 metros por encima del cauce del río. Los expertos aseguran que era capaz de llevar 16 000 litros al día, ¡una barbaridad para la época! Al final por problemas burocráticos no cobró su invento y terminó arruinado. Para evitar pedir limosna y por vergüenza, construyó un robot de madera —un hombre de palo— para que le sustituyera en la mendicidad. Finalmente murió en la más dura indigencia. Aún hoy en Toledo queda una calle con el nombre de Hombre de Palo.
El Gobierno actual, ante la bancarrota de las autopistas de peaje, ha anunciado su intención de rescatarlas, aportando la nada despreciable cantidad de 2 400 millones de euros. Como ven, una futesa, una bagatela... Me gustaría conocer a aquellos que hicieron el estudio de mercado favorable de estos macroproyectos. Afortunadamente España se puede permitir estos dispendios y muchos más. Tenemos todas nuestras necesidades básicas cubiertas. La Sanidad, la Educación, los Servicios Sociales son excelentes... Desgraciadamente no todos opinan lo mismo, siempre hay aguafiestas dispuestos a amargar las buenas noticias. Según Cáritas, con ese dineral se podrían rescatar lo que de verdad importa: ¡700 000 familias! ¿Se imaginan tantas familias contentas por fin?
Es mucho mejor —o más rentable para algunos— ayudar a las empresas constructoras antes que a las familias. ¿De verdad a nadie del Gobierno se le ha ocurrido ayudar a los casi seis millones de parados? ¿Ni a los autónomos que luchan día tras día para subsistir sin tener que cerrar? ¿No se podría invertir ese dinero en mejorar nuestros servicios esenciales? Es sorprendente, cada día nuestros queridos políticos nos sorprenden con una idiotez mayor que el día anterior. Es magistral su capacidad para superarse diariamente. Y mientras, al pueblo solo le importa una cosa: ¿Quién ganará la Liga este año?
Piensen.
Sean buenos.
Me han pedido como canción regalo Desire. Deseo. Perfecta elección para definir el ansia de poder, dinero, gloria de nuestros políticos: Soy como un predicador robando corazones en un espectáculo ambulante. Por amor o dinero... Disfruten. Es U2.
Es mucho mejor —o más rentable para algunos— ayudar a las empresas constructoras antes que a las familias. ¿De verdad a nadie del Gobierno se le ha ocurrido ayudar a los casi seis millones de parados? ¿Ni a los autónomos que luchan día tras día para subsistir sin tener que cerrar? ¿No se podría invertir ese dinero en mejorar nuestros servicios esenciales? Es sorprendente, cada día nuestros queridos políticos nos sorprenden con una idiotez mayor que el día anterior. Es magistral su capacidad para superarse diariamente. Y mientras, al pueblo solo le importa una cosa: ¿Quién ganará la Liga este año?
Piensen.
Sean buenos.
Me han pedido como canción regalo Desire. Deseo. Perfecta elección para definir el ansia de poder, dinero, gloria de nuestros políticos: Soy como un predicador robando corazones en un espectáculo ambulante. Por amor o dinero... Disfruten. Es U2.
Pudiendo estar de acuerdo en lo inmoral-por llamarlo de algún modo- de la medida, el problema es que dicha medida se contemplaba en los pliegos de condiciones y en los contratos con las empresas constructoras. No hacerlo e incumplir, por parte del Estado, sería como si dejasen de pagar a los médicos, policías y funcionarios a final de mes, cuando ya hubiesen desarrollado su trabajo.
ResponderEliminarEl problema es que nadie atacase esas condiciones cuando pudo hacerlo, que es el momento en que fueron publicadas. Para eso está el BOE. Ahora toca tragar.
Secundo y ratifico todo lo argumentado por Diegvs.
ResponderEliminarEn cuanto al comentario de "anónimo" me parece desproporcionado comparar el impago a servidores públicos (personal sanitario, de justicia o cuerpos y fuerzas de seguridad con el tema de las autopistas).
Es cierto que existe esa cláusula a la que se refiere. Pero no entiendo como el gobierno, no ha hecho lo que han propuesto diversos economistas, que sería negociar con estas empresas que en algún caso tienen otras autopistas de peaje en el norte que les están saliendo muy rentables y no se les dice que la rentabilidad de unas por las pérdidas de las otras (esta otra cláusula de rentabilidad también se contempla). Amén de que es un sin sentido construir una autopista de peaje teniendo paralela una autopista en perfecto estado. Veasé la que tenemos en Toledo, las radiales de Madrid, la que va de Ocaña a Albacete u otras tantas.
Pero a mi todo esto me suena al modelo capitalista hecho para que el todopoderoso gane sí o sí y con todopoderoso me refiero a entidades bancarias, constructoras o multinacionales y porque no decirlo al legislador (ubicado en las cortes generales) que permite y tolera esta situación. Este ejemplo de rescate de autopistas, como el de los bancos parecen reafirmar esa teoría.
No son lícitas las SICAV que pagan impuestos de sociedades del 1% con las PYMES que por cierto son las más que empleo generan en España (aproximadamente un 90%) y que abonan un 30% de ese impuesto.
No es lícito el deterioro de los servicios básicos (sanitarios, educativos y sociales) mientras estas grandes corporaciones se llevan dinero público a casco porro con estos "rescates". En fin, es un ejemplo más de la desigualdad social imperante y del capitalismo hecho a la semejanza del todopoderoso para que siga acumulando riqueza y no pierda nunca.
Soy el de antes. No es desproporcionada mi comparación con los funcionarios: en ambos casos se hace una labor para el beneficio de la sociedad. Otra cosa es el acierto o desacierto en la decisión de qué hay que hacer, que le corresponde al político, pero el trabajo que la sociedad encomienda, sea a un funcionario, a un bombero o a una empresa, hay que pagárselo.
EliminarEn otro caso, también se criticaría a la empresa por despedir a los trabajadores, por no haber cobrado los trabajos (cosa que hemos tenido al orden del día hasta los planes de pago a proveedores)
El problema es que se han hecho absolutas gilipolleces faraonicas con gastos desproporcionados, tanto para su construcción como para su mantenimiento. Es como el pobrecito que le tocan 300.000 euros y se compra un Ferrari; luego no puede ni arrancarlo. Pues eso. Pero no vas a dejar de pagar el coche al del concesionario.
En cualquier caso, y sin estar de acuerdo en buena parte, me ha gustado tu comentario. Al menos tiene un fundamento.