El juez injusto

Hace unos días llegó al albergue de personas sin hogar donde trabajo Filiberta. Una mujer que huyó de su casa porque su pareja la amenazó de muerte. Es una mujer bastante limitada intelectualmente. No nos consta ninguna discapacidad, pero es evidente que tiene serias dificultades mentales. El día de los hechos, su pareja, aparte de insultarla gravemente con palabras que no puedo reproducir aquí, pero que todos conocen a la perfección, aseguró que la próxima vez que la viera le cortaría el cuello. Si no llega a ser por la intervención de un vecino que oyó los gritos, a estas horas podríamos estar lamentando una nueva víctima de violencia doméstica.

Filiberta, decidió denunciar a la Guardia Civil los hechos. Como su pareja no llegó a golpearla, no contaba ni con partes médicos de lesiones, ni con testigos, puesto que por vergüenza y temor, decidió no implicar a nadie. Solo tenía su testimonio. El día del juicio me pidió que le acompañara puesto que tenía miedo, y así hice. Cuando llegó el momento de declarar, la fiscal le dijo que relatara lo que ocurrió aquel día. Al recordarlo nuevamente Filiberta rompió a llorar incapaz de articular palabra. Dado su nerviosismo, la fiscal optó por preguntarle y ella respondía. Repitió lo que declaró el día de la denuncia. Cuando terminó de hablar, el juez recordó un detallito que había pasado por alto. Le preguntó a Filiberta si quería declarar contra el acusado, puesto que en aquel momento, eran pareja. Ella dijo que no, que quería terminar cuanto antes con aquello puesto que estaba nerviosa. El juez entonces, decidió invalidar el testimonio de Filiberta porque se había acogido a su derecho a no declarar contra él. Incluso la fiscal advirtió al juez de que Filiberta no le había entendido. Pero el juez, aseguró que su deber no era valorar las opiniones de nadie y que ella había dicho claramente que no quería declarar. No es necesario esperar a la sentencia. Ya les aseguro que será absolutoria.

Hay que ser un malnacido para perpetrar semejante farsa. Este juez miserable, prefirió evitarse dictar sentencia y dejó en la calle a un supuesto maltratador. No me lo ha contado nadie. Lo he visto —y he sentido desprecio— con mis propios ojos. No quiero volver a ver en las noticias que un asesino ha matado a su mujer y que se ha hecho todo lo posible para impedirlo. Basta de números de teléfono contra el maltrato. Basta de minutos de silencio y de rasgarnos las vestiduras. Mientras siga esta tipo de jueces indeseables impartiendo injusticia, no hay nada que hacer. Reivindicar el papel de la mujer va más allá de llevar a un bebé al Congreso de los Diputados. Hay que impedir que se repitan episodios tan repugnantes como este. 

Piensen.

Sean buenos.

La canción regalo de hoy es ...And justice for all. Cómo no, habla sobre un sistema judicial corrupto. Una de las canciones más largas del grupo estadounidense. Con todos ustedes: ¡Metallica!

https://www.youtube.com/watch?v=V7IL-n6b3IE