¡Ánimo! Ya solo nos queda una semana de campaña electoral. El próximo lunes, cuando lean el siguiente artículo, ya sabremos cuál de los dos candidatos será el vencedor de las próximas Elecciones Generales. De momento ya hemos aguantado mítines, promesas electorales, descalificaciones y hasta un debate televisado por casi todas las cadenas de televisión. Al día siguiente al debate mis amigos, compañeros de trabajo y conocidos me preguntaron quién pensaba yo que había ganado. Lacónico, respondí que ninguno. Ninguno de los dos candidatos ganó. Los únicos que perdimos fuimos los 46 millones de españoles que deseamos que esta crisis no nos lleve por delante.
Posiblemente el problema es que la carrera política se ha convertido en un fin y no en un medio. Los políticos viven de ser políticos y no utilizan el poder político para mejorar la situación del país. Esa puede ser una clave. Tampoco puedo comprender cómo alguien que no está preparado y que no tiene estudios pretende regir los destinos de un país. Hablo de todos los partidos. Si para cualquier trabajo se te exige una titulación mínima, ¿por qué no exigimos —puesto que nos representan a todos— que los políticos tengan al menos un nível mínimo de conocimientos, idiomas incluidos? Lo mismo podría emplearse para ocupar un ministerio. ¿No sería lógico que el titular de un determinado ministerio sea, por lo menos, un experto en la materia? Lo ideal, ya sé, sería que fuera la persona más preparada, pero eso sería rozar la utopía...
Volvamos al debate. Ambos políticos tenían perfectamente estudiado su pose, sus gestos, su ropa, sus palabras, pero no propusieron nada. El clásico "Y tú más" y poca escucha al otro. Cada uno soltó su discurso independientemente de lo que hubiera dicho el oponente. Yo personalmente no quiero un político que sepa qué corbata elegir, ni cómo debe mover las manos cuando se dirige al público, ni si debe decir o no decir determinadas frases para no comprometerse. Pienso que España necesita un hombre de estado. Un estadista que se deje de zarandajas y coloque a España entre los mejores países del mundo. Y si uno no sabe, tampoco sería mala idea que pida ayuda al otro y que entre los dos grandes partidos hicieran un gran pacto de estado para hacer de éste, un país digno.
Piensen.
Sean buenos.
estoy aqui con mi amigo Ramiro leyendo tu blog y estamos igual de "contentos" con nuestros politicos y candidatos que tu...lo qu enos alegra es que ya solo nos faltan 4,5 dias de campaña.
ResponderEliminar¿hará RBCB alguna de las suyas el día de la jornada de reflexión? jejeje
Besos
Ramiro y pablo
Pienso que España necesita UN HOMBRE de estado. Un estadista que se deje de zarandajas y coloque a España entre
ResponderEliminaro UNA MUJER
Honradez y servicio a ESPAÑA, o esos términos les parecen obsoletos a algunos?
ResponderEliminarEn relación al debate, estoy de acuerdo, el RBC domina las técnicas de comunicación mejor pero era imposible defender lo indefendible, solo le quedo hacer de pitoniso. De Rajoy, no se, en menudo poapelon se va a meter! le daremos el beneficio de la duda, ya que muy explícito no puede ser tal y como va el patio ( y también parece que su propia naturaleza contribuye a que no lo sea mucho).
ResponderEliminarLo que me interesa es eso que ha dicho de que no le gusta el gobierno de tecnócratas (con lo que me había gustado a mi esa idea para copietearla en España) Porque le dan tanta importancia a los temas políticos que no son mas que grupos de poder, tan diferentes es la idea del bien y del mal de izquierdas y derechas? Parece que al menos si es muy diferente la relajación ante el mal (o relativización a conveniencia) de la izquierda. Si para eso están los políticos, pues les daremos un pase...
Por otra parte:
Muy bueno lo de UNA MUJER...
. No se entiende, quería decir:
ResponderEliminarPor qué no vale un gobierno de tecnócratas? Tanto aportan los politcos frente a los tecnocrateas? creo que el bien y el mal no es tan difícil de saber, o tan acolchadas tenemos ya las conciencias? Los tecnocratas seguramente harían políticas menos sesgadas que los políticos, que actúan en referencia a los otros grupos y para contraponerse y diferenciarse a ellos.