Coincidiendo con la celebración del Mundial de Fútbol femenino, han sido muchas las voces exigiendo la equiparación salarial entre sexos. Claman por aumentar el salario de las jugadoras, puesto que sus homólogos masculinos ganan mucho más dinero. Aseguran que si ambos desempeñan el mismo trabajo, deberían cobrar lo mismo. No comprenden cómo es posible que una superestrella mundial como Neymar Jr. gane el equivalente al salario de casi 1 700 mujeres futbolistas. Es decir, gana lo mismo que todas las jugadoras de fútbol de las siete ligas más importantes del mundo. Una barbaridad. Hay que aclarar, que el futbolista brasileño cobra casi 44 millones de dólares al año.
Por supuesto no ocurre solo en el fútbol. Ocurre en todos los ámbitos de la vida. Al igual que nadie en su sano juicio cree en los elfos, vampiros, hadas, duendes, y demás seres mitológicos, soy incapaz de comprender que aún haya gente, incluso universitarios, que crea que a igualdad de trabajo, le corresponde el mismo sueldo. Les pondré un ejemplo. Yo, hasta que el expeditivo N. Butcher provocara mi gravísima lesión, jugaba al fútbol todos los domingos con mis amigos. Y les aseguro que horadaba inmisericorde la portería rival. No solo no cobraba las millonadas que cobran los profesionales, sino que incluso debía pagar para poder utilizar el campo. Es lo lógico. Porque el salario no va en función del trabajo, y ni siquiera de las horas trabajadas, sino del dinero que usted genera. Y, en este caso, el fútbol masculino es infinitamente más poderoso que el femenino. Al igual que hay muchas otras profesiones en las que gana más una persona que otra. Independientemente de su sexo. Porque tampoco cobra lo mismo Neymar Jr., o Ronaldo, o Messi que un jovencito jugador de Primera División que acaba de debutar.
Lo cual demuestra que no es machismo. Es esa otra cosa que tanto nos gusta, pero que nadie admite. En el fondo, somos unos enamorados de ese capitalismo que nos fagocita. Por supuesto, no podemos admitirlo. Hay que cubrir nuestras vergüenzas culpando a los malvados hombres. Por supuesto que hay hombres machistas, pero no todo vale. Seamos sensatos. No creo que haya aún nadie que justifique la brecha salarial entre hombres y mujeres. Pero elegir como ejemplo a los futbolistas es pueril. Por supuesto que hay que conseguir la equiparación salarial. Conozco casos de grandísimas profesionales que cobran menos que sus compañeros masculinos y no pueden ni insinuarlo a sus jefes, porque al día siguiente se irían a la calle. Luego nos sorprendemos de que cada vez tengamos menos hijos. Si a los empleos precarios, salarios ridículos, nula conciliación familiar, sumamos la desigualdad salarial, tenemos todas las incógnitas de la ecuación. El objetivo de nuestros políticos es ese. Lo demás es palabrería.
Piensen.
Sean buenos.
Permítanme incluir la canción Las chicas son guerreras. Un clásico que nunca pasa de moda. Con todos ustedes: ¡Coz!
https://www.youtube.com/watch?v=ogjwF7CJ-YE
Por supuesto no ocurre solo en el fútbol. Ocurre en todos los ámbitos de la vida. Al igual que nadie en su sano juicio cree en los elfos, vampiros, hadas, duendes, y demás seres mitológicos, soy incapaz de comprender que aún haya gente, incluso universitarios, que crea que a igualdad de trabajo, le corresponde el mismo sueldo. Les pondré un ejemplo. Yo, hasta que el expeditivo N. Butcher provocara mi gravísima lesión, jugaba al fútbol todos los domingos con mis amigos. Y les aseguro que horadaba inmisericorde la portería rival. No solo no cobraba las millonadas que cobran los profesionales, sino que incluso debía pagar para poder utilizar el campo. Es lo lógico. Porque el salario no va en función del trabajo, y ni siquiera de las horas trabajadas, sino del dinero que usted genera. Y, en este caso, el fútbol masculino es infinitamente más poderoso que el femenino. Al igual que hay muchas otras profesiones en las que gana más una persona que otra. Independientemente de su sexo. Porque tampoco cobra lo mismo Neymar Jr., o Ronaldo, o Messi que un jovencito jugador de Primera División que acaba de debutar.
Lo cual demuestra que no es machismo. Es esa otra cosa que tanto nos gusta, pero que nadie admite. En el fondo, somos unos enamorados de ese capitalismo que nos fagocita. Por supuesto, no podemos admitirlo. Hay que cubrir nuestras vergüenzas culpando a los malvados hombres. Por supuesto que hay hombres machistas, pero no todo vale. Seamos sensatos. No creo que haya aún nadie que justifique la brecha salarial entre hombres y mujeres. Pero elegir como ejemplo a los futbolistas es pueril. Por supuesto que hay que conseguir la equiparación salarial. Conozco casos de grandísimas profesionales que cobran menos que sus compañeros masculinos y no pueden ni insinuarlo a sus jefes, porque al día siguiente se irían a la calle. Luego nos sorprendemos de que cada vez tengamos menos hijos. Si a los empleos precarios, salarios ridículos, nula conciliación familiar, sumamos la desigualdad salarial, tenemos todas las incógnitas de la ecuación. El objetivo de nuestros políticos es ese. Lo demás es palabrería.
Piensen.
Sean buenos.
Permítanme incluir la canción Las chicas son guerreras. Un clásico que nunca pasa de moda. Con todos ustedes: ¡Coz!
https://www.youtube.com/watch?v=ogjwF7CJ-YE
Falta usted a la verdad, no sé si intencionadamente o por un episodio pasajero de amnesia o enajenació. Paso a explicarlo: el día que usted vio malograda su rodilla, éste que escribe no se encontraba participando del juego (seguramente alguna de mis otras ocupaciones favoritas como la colombofilia, la práctica de danzas regionales o la lectura compulsiva de ediciones atrasadas del Boletín Oficial de la Provincia lo impidió). Considero de justicia además, que el interesado lector de su bitácora sepa que es usted un delantero de escasas cualidades, y que detener sus inofensivas incursiones en el terreno de la defensa rival no merece ni siquiera que los centrales rivales se fajen con usted cuerpo a cuerpo. Mucho me temo que su desgraciada lesión fuera el fruto de un esperpéntico tropezón al tratar de golpear el esférico o la consecuencia del intento por su parte de alguna suerte de regate o control completamente fuera del alcance de sus capacidades.
ResponderEliminarHaya paz, haya paz,...
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