La Guardia Urbana de Barcelona abatía esta semana, de un disparo, a la perra de una persona sin hogar que se dedicaba a vender pulseras y otras pequeñas obras artesanas. Estos son los hechos. A partir de aquí hay disparidad de criterios. Fuentes policiales afirman que el agente disparó cuando la perra lo mordió, es decir, en defensa propia. De hecho, el agente está de baja. Sin embargo, algunos testigos aseguran que la perra no atacó en ningún momento al agente; sino que se limitó a ladrar puesto que estaba nerviosa cuando estaban identificando al dueño por llevar a un perro —de las llamadas razas potencialmente peligrosas— sin atar y sin bozal. Afirman estos testigos que los agentes esgrimieron una porra extensible con la que amenazaron al joven, por lo que la perra salió en defensa del dueño.
Los colectivos en defensa de los animales, en general PACMA, han organizando una concentración bajo el lema #JusticiaParaSota. Desgraciadamente, durante la protesta se llegaron a vivir momentos de tensión entre manifestantes y la policía. Entre sus reivindicaciones exigen depurar responsabilidades. Y es lógico. Siempre que la policía dispara en la vía pública, debe conocerse si ha actuado conforme a la ley. Esperemos qué determinan los expertos. Sería interesante no entrar en juicios paralelos ni en prejuicios. Lo curioso en estos casos es que una gran parte de la sociedad opina que la policía siempre miente y actúa de manera espuria. En contrapartida, me sorprende que los gendarmes franceses que dispararon, matando al terrorista de Estrasburgo la semana pasada, hayan sido reconocidos héroes. Nadie ha puesto en duda su profesionalidad.
Aunque lo que más me asusta de este tema es que la sociedad monta en cólera cuando se mata a un animal —con o sin justificación— pero a nadie se le cae la cara de vergüenza por la situación de sinhogarismo de la persona que, por cierto, sigue en la calle. No he visto manifestaciones por el escándalo que supone que haya personas sin hogar. Por supuesto nadie está a favor del maltrato animal. Es una lacra a exterminar. Lo que es cierto es que estamos en una sociedad ñoña que considera a los animales al mismo nivel que las personas. Existen todo tipo de lujos para nuestras mascotas, como opulentas residencias, spas, peluquerías... y nos parece perfecto. Pero mientras, hay personas que no tienen dónde dormir hoy, ni qué comer, pero eso nos da igual. Soy incapaz de comprender cómo hay quienes se escandalizan del sufrimiento de un animal y no muestran el más mínimo sonrojo cuando es una persona quien padece. Por más que le pese a algunos, la persona más desgraciada y ruin del mundo tiene más DIGNIDAD que el mejor y más noble animal. Y lo tiene por el mero hecho de ser persona. Si no, estaríamos desprestigiando al ser humano. Siempre pensamos que los animales son inocentes y las personas culpables. ¿No nos hemos equivocado con las prioridades?
Piensen.
Sean buenos.
Y por encima de todo... ¡¡FELIZ NAVIDAD!!
Y por encima de todo... ¡¡FELIZ NAVIDAD!!
Como ya está aquí la Navidad, permítanme que la canción de hoy sea un villancico. Happy Xmas (war is over), un clásico de John Lennon, pero interpretado por los de siempre. Con todos ustedes: ¡U2!
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