Emile Ratelband es un empresario holandés dedicado a la programación neurolingüista. Es bastante conocido en los Países Bajos y aparece con frecuencia en la televisión holandesa. Es lo que los posmodernos trasnochados llaman un gurú de la positividad. Actualmente tiene 69 años y asegura que se siente como alguien de 49. Por eso, acaba de iniciar una batalla legal para que en su documento de identidad le resten 20 o 30 años de su edad natural. De esta forma, asegura poder realizarse. Puede volver a buscar un trabajo, comprar una casa y, lo más importante, ligar por Tinder —una aplicación móvil de citas—. Su planteamiento es que si hoy la gente puede cambiar de nombre, o de sexo, ¿qué le impide cambiar su edad?
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Parece una patochada propagandística del señor Ratelband buscando sus minutos de gloria en los medios o poniendo a prueba el sistema legal para ver hasta dónde puede llegar con un sinsentido. ¿Cómo justificaría esos años? El propio tribunal se muestra bastante escéptico al respecto, aunque se pronunciará dentro de dos semanas aproximadamente. Por cierto, espero que se haga cargo de las costas. Y, en caso de ganar su demanda, me imagino la cantidad de demandas que colapsarían los juzgados de medio mundo. Unos querrán ser más jóvenes, otros más mayores. ¿Qué haremos con aquellos que se sientan millonarios? ¿Los bancos pondrán millones en sus cuentas para evitar que sufran? Me imagino a los miles de emigrantes centroamericanos que quieren llegar a Estados Unidos asegurando que se sienten estadounidenses para entrar el país sin problema. Sería maravilloso ver la cara de Donald Trump. Y, sin olvidarnos de aquellos que se sienten animales, o árboles, o cosas... Hay que satisfacer a todo el mundo. No podemos consentir que alguien en pleno siglo XXI se sienta frustrado.
A pesar de ser un disparate, define perfectamente la sociedad de hoy. Es el absurdo de los absurdos, donde los llamados derechos individuales son catalogados como dogmas. Son sagrados. Inviolables. Cualquiera puede proponer una payasada y el resto de la sociedad debe prestar atención. No podemos privar a nadie de sus derechos. Hay veces que siento que estoy rodeado de necios. Y lo que me asusta es que estos mismos necios pueden votar y elegir al presidente. No olvide que hay más tontos que listos. Quizá llegó el momento de plantarse ante las estupideces y empezar a solucionar los problemas importantes que nos afectan a todos.
Piensen.
Sean buenos.
Aprovechando que ayer fue el aniversario de la muerte del gran Freddie Mercury, permítanme que la canción regalo de hoy sea Bohemian Rhapsody, una de las mejores canciones de la historia de la música, con un significado oscuro. Basada en Fausto, un hombre que mata a alguien y vende su alma al diablo. Con todos ustedes: ¡Queen!
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