Tras una convulsa moción de censura, en la que, sinceramente, pocos confiaban, finalmente Pedro Sánchez ha alcanzado la Presidencia del Gobierno de España. Atrás quedaron los años del Partido Popular y de Mariano Rajoy. Durante esta semana se ha hablado del nuevo Consejo de Gobierno, o lo que pomposamente se ha llamado Consejo de Ministras y Ministros; puesto que son ellas mayoría y ya saben, lo del masculino genérico que defiende la RAE, no van con la modernidad. Hay que emplear el lenguaje inclusivo. Finalmente ya tenemos a los diecisiete sirvientes, pues este es la etimología de la palabra minister, el que sirve, en contrapunto con magister, el maestro. Esto era antiguamente. Hoy el minister está por encima del magister. Quizá por eso involucionamos tan deprisa.
Hay quienes no están de acuerdo con los nombramientos ministeriales. Ya sabe. Nunca llueve a gusto de todos. Como siempre, vivimos en un país dividido. En el que o se está conmigo, o contra mí. Todo es blanco o negro. Vivimos en un país en el que el gris no existe. Todo se convierte en una confrontación fratricida y ridícula. Lo que es evidente es que ha formado un equipo muy técnico. Estoy convencido de que tanto Pedro Sánchez, como en su día Rajoy, quieren lo mejor para España. Seguramente se encuentre en los antípodas de mi planteamiento político. Es muy probable que no coincida con mi idea o con la suya. Es posible que se equivoque. Lo hará mal muchas veces. Pero hoy ya no es el momento de reproches. Es momento de trabajar juntos. Me apasiona la idea de que por una vez, la ilusión no es si España ganará el Mundial de fútbol.
Lo que quiero yo, es que la sanidad funcione estupendamente, y no tener que esperar seis meses para hacerme una resonancia magnética; que se acabe con la corrupción, y los que han robado, devuelvan el dinero y acaben en la cárcel; que la educación sea sobresaliente y que nuestros alumnos sean los mejores de Europa o del mundo, y nuestras empresas las más innovadoras; que no haya paro, que los sueldos y las pensiones sean justas... En resumen, un país que avance. Quiero vivir en un país del que pueda sentirme orgulloso y no solo cuando ganamos torneos deportivos. A partir de ahora tenemos dos caminos. O poner palos en las ruedas y destruir el país por no estar de acuerdo con las decisiones de los políticos, o trabajar juntos, esforzarnos y hacer que España sea un gran país, a pesar de no estar de acuerdo con el Gobierno. Le toca decidir a usted. Yo. desde luego, voy a dar una oportunidad al país.
Piensen.
Sean buenos.
Ya que hoy hablamos de dar una oportunidad al nuevo Gobierno, la canción regalo de hoy quería que fuera esta. Give peace a chance. Una canción que es un himno. Con todos ustedes: ¡John Lennon & The Plastic Ono Band!
La culpa de todo la tiene Yoko Ono...
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