He de reconocer que tenía pensado escribir sobre otro tema esta semana. Pero dados los gravísimos acontecimientos ocurridos la noche del viernes en París, he decidido cambiar por completo el artículo. Cualquier cosa comparado con esto es una minucia. Todos ustedes conocen la noticia. La capital francesa sufrió tres explosiones cerca del Estadio de Francia —cuando jugaba la selección local frente a Alemania, con la presencia del presidente François Hollande— más una serie de tiroteos que se ha cobrado la vida de más de un centenar de personas y más de trescientos heridos. Como era de esperar, los perros bastardos de Daesh han reivindicado el atentado.
Ahora es el momento de los políticos. Pero no, no se confundan. No buscarán soluciones. Simplemente tratarán de aprovechar la situación para arañar algún voto en las próximas elecciones. Y todos usarán la misma palabra: Miedo. Mención aparte merece la canallada que ha dicho Marine Le Pen, acusando a todos los inmigrantes. Desde Europa, a lo sumo, organizarán alguna comisión en la que se reunirán en un gran hotel de lujo. Ya sabe que todos son de buen comer... y mejor beber. Y no resolverán nada, hasta el siguiente atentado, donde volverán a poner un gesto de consternación. Por supuesto, sus acólitos, los medios de comunicación, fieles a sus dueños, se encargarán de propagar el mensaje encargado. Y mientras, los ciudadanos, la mayoría con buena intención, se solidarizarán con las víctimas incluyendo crespones negros sobre una bandera francesa o con alguna foto reivindicativa en sus perfiles de las redes sociales. Nos creemos que por ser buenos no nos pueden pasar cosas malas. Es como colocarse delante de un tigre y pensar que no nos va devorar porque somos vegetarianos. Me imagino a los terroristas mofándose de nuestra respuesta.
Creo que todos sabemos quiénes financian a esta gentuza, pero seguimos comprándoles su petróleo. ¿Alguien duda todavía de qué países son los que venden armas a estos terroristas? ¿Nadie se acuerda de los miles de asesinados en Siria o en Irak? No sé si la sociedad es consciente de que lo que ocurre actualmente en el mundo es una guerra. Y no como las que estábamos acostumbrados a ver hasta el siglo XX. Ahora combatimos contra un enemigo muy poderoso. Estamos consintiendo que quien se ríe de la democracia la utilice para destruirnos. Y nos defendemos con lacitos de colores. Espero que esos lacitos sean antibalas. Es hora de actuar. Ya dijo el Papa Francisco en septiembre del pasado año que estamos ante una Tercera Guerra Mundial desarrollada por partes mediante crímenes, matanzas y destrucciones. A lo mejor la solución es militar, pero ¿estamos dispuestos a asumir las muertes de nuestros hijos en una guerra?
Piensen.
Sean buenos.
La canción regalo de hoy es I want you so hard. Del grupo que tocaba en la mítica sala Bataclan durante uno de los tiroteos. Homenaje a las víctimas y expresión de firmeza ante estos malnacidos. Con todos ustedes: ¡Eagles of Death Metal!
Está usted tocando de oído, señor... infórmese un poco del origen de esta situación. Quién lo provoca y por qué, a quién le interesa y para qué... etc. Siria era casi un oasis en mitad de los países musulmanes, con los derechos de mujeres, cristianos, etc, mucho más respetados que en otros países del entorno. El que llaman dictador siempre ha ido vestido a la occidental, lo cual es indicativo.
ResponderEliminarPero Siria no ha dejado entrar la banca internacional, no ha privatizado su petrolera nacional y hacía más el juego a Rusia que a Estados Unidos e Israel. Por eso estos dos países, y otros afines, crean y financian el ISIS (por cierto, nombre de diosa, no casual) para quitar al incómodo Al Asar (incómodo para otras potencias, no para la mayoría de su pueblo, al que respetaba derechos y daba sanidad y educación al estilo occidental) y ahora se les va de las manos.
Para colmo, matan al yihadista británico y sólo se les ocurre salir dándose golpes en el pecho diciendo que se lo han cargado y se ha hecho justicia... ¿es necesario ni tan siquiera dar la noticia? Si se ha quitado de encima a esa mala bestia, pues ya está el problema resuelto, pero decir a los cuatro vientos que te lo has cepillado es agitar el avispero... ahora ya está roto el empate otra vez, con ciento treinta muertos... yo creo que no compensa.
Pues eso... piensen. Poco más se puede hacer con esta gentuza que decide.