lunes, 16 de julio de 2012

Programas electorales vinculantes

¿Cómo no se me habrá ocurrido antes? En verdad, he estado muy torpe. Llevo unos meses en paro y por fin he descubierto una manera de salir del agujero. No hay nada como tener tiempo para aclarar las ideas y pensar con claridad. Mi madre no tenía razón cuando me repetía insistentemente que debía haber estudiado Magisterio y dedicarme a la enseñanza. El verdadero futuro está en ser político. Para los despistados, les explicaré que los políticos son aquella casta especial que vive por encima del resto aunque hayan generado, con ayuda de los banqueros una enorme crisis económica a nivel mundial. Imaginen hasta donde llega su aptitud que ellos mismos eligen el sueldo que tienen que tener, sus condiciones de trabajo y todo lo que rodea a su vida laboral. Ellos imponen al pueblo duras cargas, les recortan toda clase de derechos sociales mientras no se aprietan el cinturón en absoluto.

Para conseguir llegar al poder, mi plan es sencillo a la vez que avieso. Voy a prometer, incluso por escrito, que voy a acabar con el desempleo, que la prima de riesgo bajará a niveles históricos, que el PIB crecerá hasta el infinito, y mi promesa más importante: Regalaré cinco millones de euros a cada persona que lo solicite. Es imposible perder así, ¿no creen?

Espero que nadie se acuerde de que las promesas electorales no son vinculantes jurídicamente, porque si no, mi plan se va al garete inmediatamente. ¿Cómo es posible que los políticos (todos) prometan unas cosas en su programa electoral y posteriormente, no es que no las cumplan, sino que hacen exactamente lo contrario? Según el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, el programa electoral no es vinculante porque los partidos políticos no son empresas privadas que ofrezcan servicios y el voto no es obligatorio, sino un derecho. Si los políticos representan al pueblo, y son elegidos por el pueblo, ¿no sería lógico que cumplieran íntegramente el programa electoral para evitar una ruptura de soberanía de los electores? ¿Vamos a esperar a que llegue un político honesto (¿lo hay?) que cambie todas las reglas del juego? Yo, sinceramente, lo dudo. ¿Y usted?

Piensen.
Sean buenos.

3 comentarios:

  1. No hay politicos honestos. Y las reglas del juego no cambian, eliges a este typo deshonesto o al otro. A ver que deshonestidad más le conviene al electorado.

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    1. no hay por qué elegir ni a uno ni a otro. Creo que hoy en día, el voto en blanco es la mayor arma/defensa para combatir estas últimas generaciones de pseudo-políticos que sólo se preocupan de poner al frente de sus partidos políticos a gente que caiga bien, que tenga labia, verborrea... y no a gente preparada, con vocación, con sentido de la responsabilidad. Borrón y cuenta nueva; es decir, voto en blanco y saneo integral de la clase política.

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  2. la democracia y la dictadura consisten en q la plebe debe obedecer sin rechistar las ordenes de la clase dominante...la unica diferencia radica en que en democracia debemos perder el tiempo yendo a votar cada 4 años...#ASIDETRISTE

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