El pasado 15 de mayo, una semana antes de las elecciones municipales y autonómicas, un grupo de ciudadanos, cansados de la situación política y social, decidieron realizar una protesta pacífica en la Puerta del Sol de Madrid. Aseguraban que los políticos ya no les representaban ni se preocupaban de los problemas reales de los ciudadanos (ciudadanía dirán los posmodernos). Esta protesta se fue extendiendo gracias al empleo de las redes sociales (Facebook y Twitter fundamentalmente), al resto de ciudades españolas hasta lograr bastante repercusión mediática. De hecho, en la pasada campaña electoral, se hablaba más de estas protestas que de la campaña en sí. A este colectivo se le conoció como Los Indignados, imagino que en clara referencia al libro de Stéphane Hessel, uno de los padres de la Declaración de los Derechos Humanos , titulado "¡Indignaos!".
He de reconocer que en los primeros momentos, la sociedad en general estaba bastante a favor de los argumentos originales, es decir, hartazgo de la clase política y búsqueda de soluciones urgentes. La clase política vive en una burbuja de cristal que parece ser impenetrable, y no conocen los problemas de la gente de la calle. Baste citar el ejemplo de la mujer de un político balear que fue al mercado a comprar una lechuga e intentó pagar con un billete de 500€. No se extrañen, el propio Presidente del Gobierno no sabe lo que cuesta un café como demostró en un debate televisado. Es tal la ausencia de la realidad que no conocen ni el precio de alimentos básicos y cotidianos. Tras las elecciones, el movimiento ha ido perdiendo fuerza poco a poco. Ora por el propio cansancio de los miembros de un grupo carente de un líder natural, ora por desalojos violentos como los ocurridos en la Plaza de Cataluña de Barcelona.
Actualmente los Indignados han decidido abandonar el campamento y organizar asambleas en los barrios, que es una forma de morir pero sin recoger el acta de defunción. Miremos el lado positivo, ya no ensuciarán ni impedirán el paso por la vía pública, permitirán a los comerciantes ejercer su trabajo y así esperemos que dejen de protagonizar hazañas tan gloriosas como zarandear e intentar robar el perro guía a un diputado ciego de CiU del Parlamento de Cataluña. Evidentemente los cabecillas de estos indignados se desmarcan de estas acciones, pero es lógico pensar que si propugnas la acracia como forma de gobierno, es posible que entre tu público haya quien opine que un diputado, aunque sea ciego y necesite el perro guía, es un político y por tanto, merece ser castigado. En resumen, un comienzo esperanzador, una continuación lánguida y un final catastrófico. Esperemos que silencioso y rápido. Por cierto, el resto de españoles, también estamos indignados, pero pensamos que estas manifestaciones han sido un fracaso porque no han respetado derechos fundamentales ni han acatado la legislación vigente y mucho menos el resultado de las elecciones. ¿Usted también está indignado?
Piensen.
Sean buenos.
Poca caña,...yo estoy indignada pero por eso voto,...y procuro ahorrar costos,..como los servicios de limpieza despues de las acampadas,..las horas extra de los policias,..pero digo yo en San Sebastian no se indignan,..ni nada,..
ResponderEliminarpues a mi me caian bien los indignados...lastima que no sirva para nada su protesta
ResponderEliminarno estoy de acuerdo contigo, Diego. Sacas sólo a colación los hechos mas sobresalientes imperfectos de este movimiento, creo que muchos de nosotros estamos detrás de esta protesta de indignación colectiva , pero es más fácil criticar y no actuar. Así nos va.
ResponderEliminarYo Gonzalo Menendez que lo de los indignados lo tengo muy claro, no se muy bien si los orígenes son leales o contaminados. Pero desde el segundo uno alguien los ha visto como la oposición al gobierno del PP que viene y por eso los ha dado vida mediática apareciendo en las televisiones y alargándoles la vida al no deshacer mediante cargas policiales como se hace con el resto de las manifestaciones no autorizadas.
ResponderEliminarY es que la oposición natural del PP está desnaturalizada y deslegitimada, o alguien piensa que los sindicatos y el PSOE pueden abrir la boca o salir a la calle sin que apeste todo a su alrededor.
Había otros indignados como las organizaciones de parados o la plataforma de las clases medias, pero estaban indignados contra el gobierno y entonces no les valían.
Por cierto, yo llevo años indignado con los políticos, pero no trato de amedrentar a nadie ni me arrogo una representación que no tengo, pero eso si cada vez que alguien me da la opción trato de convencerle y unirle a la causa.
Un saludo
Lo gracioso del caso es que la herramienta de que dispone la sociedad para poner (o al menos intentarlo) solución a los problemas que han causado su indignación con la política, es precisamente la política.
ResponderEliminarEn todo te quedas en la anécdota, que si los unos ensucian, que si los otros no saben cuánto cuesta una lechuga...
ResponderEliminarNinguna alusión a la multitudinaria y pacífica manifestación del domingo, lo importante es que un descerebrado agredió a un diputado.
Hay una diferencia grande entre acatar el resultado de las elecciones y no poder cuestionar el sistema electoral y el gobierno de los mercados. El voto nulo fue la tercera fuerza política en las últimas elecciones, tal vez son los partidos políticos los que deben sacar conclusiones.
Yo simpatizo ideológicamente con este movimiento, pero soy muy excéptico respecto a su futuro;me temo que en muy pocos meses será utilizado como plataforma de oposición al PP cuando éste llegue al gobierno y entonces perderá su independencia política.Si esto no sucede, el movimiento irá a más y se convertirá en un monstruo ingobernable e inaccesible tanto para partidos políticos como sindicatos e incluso medios de comunicación que desde luego tratarán por todos los medios de liquidarlo a cualquier precio porque a todos estos les da verdadero pánico cualquier idea o movimiento social que no puedan controlar y manipular a su antojo. Y lo peor de todo ello, la crisis perdurará durante al menos dos años y aquí habrá un magnífico caldo de cultivo para cada vez un mayor número de activistas indignados...En fin ahí queda eso.Au revoire
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