Según la OCDE los alumnos españoles de 15 años, tienen una media de 6,5 horas de deberes a la semana. Muy lejos de las 4,9 horas que tienen los países europeos. La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA) considera que son excesivas y ha convocado una huelga de deberes para todos los fines de semana de noviembre. Proponen que en lugar de hacer los deberes, la familia charle de temas de actualidad, visiten museos, preparen la cena, vean una película juntos, o escriban una carta a los abuelitos... El objetivo es que los padres —y madres me corregirán los posmodernos trasnochados— recuperen el tiempo familiar que les corresponde. Es cierto que algunas comunidades autónomas están racionalizando estos deberes, pero no es suficiente. Desde la CEAPA llegan a plantear que desaparezcan por completo. Los maestros están en desacuerdo con esta huelga. Son conscientes de que hay un problema, pero consideran que una guerra no ayuda a nadie. Proponen abrir un debate, plantear el modelo educativo y revisar el sentido de las tareas escolares.
Hay quienes todavía creen en los duendes o los unicornios. Imagino que son los mismos que opinan que los deberes son castigos que mandan los maestros a los niños, o sirven para completar el temario no explicado en clase. Quizá no se hayan planteado que los mayores expertos en educación son, precisamente, los docentes. Seguro que su función no es fastidiar a su hijo. Estos deberes sirven para complementar el trabajo de clase y para incorporar hábitos de estudio necesarios en la educación superior. ¿O piensan que cuando acudan a la universidad aprobarán solo con asistir a clase? Por supuesto que hay que racionalizar los deberes escolares, pero más urgente que todo eso es cambiar el sistema educativo que hay en España, que ya ha demostrado año tras año que es un fracaso. Para esto hace falta la participación de todos los interesados. Pero para eso hay que implicarse... ¿Acabo de inventar una palabra? Doy por sentado que todos ustedes acuden a los consejos escolares para preocuparse por la educación de sus hijos, ¿verdad?
Es curioso como muchos padres enarbolan la bandera del derecho innegociable del ocio de sus hijos, pero tras las clases les apuntan a fútbol, inglés —habría que preguntarnos porqué la mayoría de los alumnos debe acudir a academias, pero eso sería otro debate—, patinaje, bailes de salón, pintura, o un sinfín de actividades extraescolares... ¿Esto es ocio? ¿O es simplemente una guardería de hijos mientas sus padres trabajan? A lo mejor estos papás tan concienciados luego no tienen tiempo de estar con sus hijos porque la conciliación familiar es un tema tabú en nuestro país. O porque cuando llegan a casa se dedican a jugar con su teléfonos móviles de última generación, o a ver la serie a la que están tan enganchados, o vaya usted a saber qué... Y luego nos sorprendemos cuando una niña de 12 años muere tras un coma etílico. Algo me dice que muchos padres no quieren que sus hijos lleven tareas a casa para no tener que pasar más tiempo con ellos y así dedicarse a sus caprichos. De esta forma pueden ver el fútbol tranquilos, o ir al gimnasio, o jugar al pádel...
Hay quienes todavía creen en los duendes o los unicornios. Imagino que son los mismos que opinan que los deberes son castigos que mandan los maestros a los niños, o sirven para completar el temario no explicado en clase. Quizá no se hayan planteado que los mayores expertos en educación son, precisamente, los docentes. Seguro que su función no es fastidiar a su hijo. Estos deberes sirven para complementar el trabajo de clase y para incorporar hábitos de estudio necesarios en la educación superior. ¿O piensan que cuando acudan a la universidad aprobarán solo con asistir a clase? Por supuesto que hay que racionalizar los deberes escolares, pero más urgente que todo eso es cambiar el sistema educativo que hay en España, que ya ha demostrado año tras año que es un fracaso. Para esto hace falta la participación de todos los interesados. Pero para eso hay que implicarse... ¿Acabo de inventar una palabra? Doy por sentado que todos ustedes acuden a los consejos escolares para preocuparse por la educación de sus hijos, ¿verdad?
Es curioso como muchos padres enarbolan la bandera del derecho innegociable del ocio de sus hijos, pero tras las clases les apuntan a fútbol, inglés —habría que preguntarnos porqué la mayoría de los alumnos debe acudir a academias, pero eso sería otro debate—, patinaje, bailes de salón, pintura, o un sinfín de actividades extraescolares... ¿Esto es ocio? ¿O es simplemente una guardería de hijos mientas sus padres trabajan? A lo mejor estos papás tan concienciados luego no tienen tiempo de estar con sus hijos porque la conciliación familiar es un tema tabú en nuestro país. O porque cuando llegan a casa se dedican a jugar con su teléfonos móviles de última generación, o a ver la serie a la que están tan enganchados, o vaya usted a saber qué... Y luego nos sorprendemos cuando una niña de 12 años muere tras un coma etílico. Algo me dice que muchos padres no quieren que sus hijos lleven tareas a casa para no tener que pasar más tiempo con ellos y así dedicarse a sus caprichos. De esta forma pueden ver el fútbol tranquilos, o ir al gimnasio, o jugar al pádel...
Piensen.
Sean buenos.
La canción regalo de hoy es una maravilla, cortesía de @BeatrizBagatela. Su título lo dice todo. Are you lost in the world like me. El vídeo es sencillamente brutal. De obligado visionado. Nada más que añadir. Con todos ustedes: ¡Moby & The Void Pacific Choir!
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Creo que hay que racionalizar los deberes no qitarlos. Lo de ver a visitar museos, ver una peli o una charla familiar después del tajo es pura demagogia. La educación es un triángulo en el que cada vértice es tá ocupado por alumnos, padres y profesores y no se pude romper. Me asusta pensar que los padres no muevan un dedo por la forma de enseñanza totalmente memorística y exámenes a granel, en vez de una evaluación continua y personalizada o que no se proteste por las ratios tan elevadasque abarrotan clases. En fin un problema que con diálogo y un pacto educativo se puede solucionar.
ResponderEliminarHe querido decir quitarlos. Un error mecanográfico. Lo siento.
ResponderEliminarPues yo, querido vecino, opino parecido a lo que vos escribis pero apuntaría exaustivamente el asunto de la proporcionalidad.
ResponderEliminarSi bien entiendo que no está mal que ocupen determinado tiempo al repaso a domicilio, también atacó ferozmente a los deberes desproporcionados e ilógicos. No entiendo correcto que estos sean de tres o cuatro horas en casa y menos aún que tengan varios exámenes semanales.
Mi hija, que bien conoces, ha tenido 4 esta semana y la que viene amenazan con otros dos más. 10 años me parecen pocos para semejante presión. Soy docente y no hago eso con mis alumnos y te aseguro que aprenden y aprenden bien sin esas barbaridades. Des de el inicio del curso ha tenido más de 15 exámenes y ni lo uno ni lo otro. Es sistema huele a fracaso y espero, como vos, una pronta revisión.
Un cordial saludo
Todo con medida..menos excesos...Los tiempos cambian y las mentalidades de los hijos así como las del concepto de la familia cambian. Habría que hacer un balance , que hoy por hoy , es difícil de hacer .... los deberes pueden ser una union o desunión depende de las actitudes de los padres... yo opino que no debería de haber deberes. y que las actividades escolares deberían ser en la escuela. En las familias contemporáneas ambos padres trabajan, eso es una realidad... calidad de tiempo familiar??? ese ha sido un gran problema desde siempre y ahora mas....
ResponderEliminarCreo que hay una cierta sensación establecida en los últimos años que la educación que no se "alcanza" por diferentes motivos en el aula ha de ser cubierta por el alumno y la familia incluso por encima de lo razonable.
ResponderEliminarEste ejercicio de "transmisión" de responsabilidades puede tener muchas causas pero uno de ellos es, quizás, unos programas que se consideran muy ambiciosos. Probado está que la educación requiere una revisión no solo de contenidos sino también de metodología para no tener que apoyarse en estos esfuerzos tan grandes en alumnos y familias que no es que no puedan sino que en muchas ocasiones simplemente no pueden.
Yo soy una de esas madres que piden racionalizar los deberes, y no lo hago porque no quiera pasar un tiempo con mis hijos ayudándoles, o porque quiera ver una serie o jugar con mi móvil, quiero racionalizarlos porque me siento fracasada cuando mis hijos no tienen tiempo de ir al parque, de ponerse a escribir un cuento o de pintar... Y sí, van a actividades extraescolares, no para aparcarlos, sino para intentar suplir las deficiencias de un sistema educativo que para nada promueve la creatividad, que se limita a que lean, escriban, sumen, resten o lo que toque, aunque no lo entiendan, aunque no sean capaces de aplicar lo aprendido; un sistema que ha suprimido la plástica, las manualidades y casi eliminado la música, o el deporte.
ResponderEliminarAhora bien, me parece desmesurado que vayamos a una huelga para suprimir deberes y no estemos en la calle reclamando que la escuela pública se adapte a los nuevos tiempos, potencie la creatividad de nuestros hijos, los eduque en el arte de discernir entre la buena y la mala información, los forme para los nuevos retos.