Este año en España nos hemos gastado 2681 millones de euros en el sorteo de Navidad de la Lotería Nacional. Según Loterías y Apuestas, el gasto medio por español es de 71,28€. No está mal teniendo en cuenta la grave crisis económica que nos azota. ¿O quizá por esta razón jugamos tanto? Tenemos la ilusión de que gracias a la Lotería vamos a tapar agujeros. Resulta curioso que sigamos confiando nuestro bienestar económico a la lotería. Un invento que Carlos III importó de Nápoles en 1763, aunque no fue hasta 1812 cuando se celebró el primer sorteo como lo conocemos actualmente. El objetivo era aumentar los ingresos del erario público sin quebranto de los contribuyentes. Y en resumen es eso: Pagar dinero al Estado a cambio de participar en un sorteo. No nos damos cuenta de que la lotería es un impuesto para tontos. Es el único impuesto que el contribuyente paga feliz.
Por probabilidad, la posibilidad de acertar el gordo de la Lotería Nacional es de una entre cien mil. Una barbaridad, aunque reconozco que es una cantidad ridícula si lo comparamos con la posibilidad de acertar los seis números de la Lotería Primitiva, que es de una entre ¡¡¡catorce millones!!! Curiosamente, es más fácil ser alcanzado por un rayo en España —una posibilidad entre diez millones— que ser agraciado por la Primitiva. Aún así la gente sigue jugando a la Lotería con la vana esperanza de acertar la combinación ganadora.
Y ¿qué nos hace participar en los juegos de azar? Fundamentalmente dos razones, por un lado la intuición. Pensamos que sentimos un pálpito ante determinados números, como por ejemplo fechas u otros números a los que nos abonamos. Por otro lado, está la razón fundamental por la que yo pienso que jugamos, y es la envidia. Jugamos por si toca el número en la oficina, en el bar, entre el grupo de amigos... y nosotros no hemos comprado el décimo. No podemos soportar ser los únicos pardillos que no han comprado el décimo ganador. Es el miedo a que ganen todos menos uno mismo. Evidentemente, no suele tocar pero no importa, nos consolamos diciendo aquello tan manido de: Bueno, no importa, porque hay salud. Por último, los que son agraciados con una pequeña cantidad en el sorteo de Navidad, cometen la osadía de jugárselo todo o casi todo en el sorteo del Niño con el reclamo de que hay más premios que en el sorteo de Navidad, en vez de ir a celebrarlo cenando con sus amigos. Evidentemente, lo pierden todo. Siguen pagando impuestos felices.
Piensen.
Sean buenos.
P.D. Quiero aprovechar para felicitar a mi maravillosa mujer, Maribel, por su cumpleaños que fue ayer, día de Navidad. Como diría el gran José Luis López Vázquez, no es una mujer, es un MO-NU-MEN-TO. Te quiero. Un beso.
Buen articulo. Estoy de hecho de acuerdo con bastantes puntos:
ResponderEliminarhttp://marketing.blogs.ie.edu/archives/2007/12/por_que_compram.php.
Feliz Navidad.
Y por otro lado LA ILUSIÓN. Palabra en deshuso este año pero bonita en su totalidad. La ilusión de que te toque un dinero extra es también el mayor motor para la compra.... Por ejemplo , me hace mucha ilusión que mi querido vecino tenga tantas letras que escribir y tanto sobre lo que opinar. Un beso al MONUMENTO y un abrazo para tí...
ResponderEliminarmuy buen artículo. Totalmente de acuerdo!
ResponderEliminarLO PRIMERO:¡¡¡FELICIDADES MARIBEL!!!.
ResponderEliminarLO SEGUNDO:
ESTOY DE ACUERDO CONTIGO EN TODO PERO...POR QUÉ NARICES SIGO JUGANDO?. UN ABRAZO HERMANO Y FELIZ NAVIDAD FAMILIA.