domingo, 17 de mayo de 2015

Dictadura perfecta

Entramos en la última semana de campaña electoral, o por lo menos de la campaña electoral oficial. Porque desde que un iluminado tuvo la brillante idea de inventar la precampaña que es exactamente lo mismo pero sin pedir el voto, llevamos meses aguantando la monserga de los políticos prometiéndonos la tierra prometida en cuanto los votemos. La pena es que no los botemos. Aseguran que cuando lleguen al poder van a llenar nuestra ciudad de los servicios que necesitamos, nos bajarán los impuestos, escucharán todas nuestras necesidades... bla bla bla. Es evidente que ninguno busca el bienestar del pueblo, sino el poder, lo cual facilita mucho sus chanchullos. El problema es que seguimos creyéndolos... ¿hasta cuándo?

Es curioso que en pleno siglo XXI sigamos viendo la misma maquinaria electoral que en el siglo XIX. ¿Es necesario el paripé de la pegada de carteles? ¿Para qué sirven los mítines si solo acuden los afiliados y los que ya tienen decidido su voto? ¿En la era de la información todavía es necesario oír a los coches con megáfono proclamar la grandeza de sus candidatos? ¿Alguien abre la propaganda electoral que le llega a su casa? Es sencillamente bochornoso. Por otra parte, los candidatos, y lo que es peor, sus jefes, andan a la greña. Su único trabajo es desprestigiar al otro sin ofrecer ni una sola idea. ¿Alguien ha oído alguna propuesta inteligente? Yo solo he oído descalificaciones, insultos, acusaciones pueriles... Por no hablar de la prensa y las redes sociales. Esclavas de sus partidos y cuya única misión es llenar de inmundicias al contrario y desacreditarlo. No ofrecen nada constructivo. Y son de todos los colores: Azul, rojo, morado, naranja...  Esto es intolerable.

En 1932, el gran Aldous Huxley escribió Un mundo feliz (Brave New World). En él se describe una dictadura perfecta; una cárcel sin muros en la cual los prisioneros no soñarían con evadirse. Un sistema de esclavitud donde, gracias al sistema de consumo y el entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre. ¿No les suena de nada? Muchísimas gracias a todos. Seguimos viajando a velocidad de vértigo hacia el pasado. Y lo que es más descorazonador, no hay ningún indicio de avanzar, sino de retroceder.

Piensen.
Sean buenos.

La canción regalo de hoy viene de la mano de mi buena amiga @paulisalcocer y es Eminence front. La canción repite varias veces que todo es una farsa. Habla sobre los delirios y el uso de las drogas por ricos y hedonistas. Se me ocurren varios hedonistas a mí con las campañas electorales... Con todos ustedes: ¡The Who!
https://www.youtube.com/watch?v=vHw5HgbI_DY






2 comentarios:

  1. Lo tremendo de la campaña electoral es q el presidente de nuestro gobierno (lo hayamos votado o no) este formando parte de ella. No debería estar permitido, así como el hecho de q en cada oportunidad que tiene remarcar que su gobierno es de un partido político determinado. Eso en otros países latinoamericanos de dudosa calidad en el proceso democrático, esta prohibidisimo.
    Me gustaría que los candidatos dejaran de compararnos con países europeos y mirasen hacia aquellos países que están poniendo sus "barbas cortar".

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  2. Todo lo que dices es cierto, a veces podemos sentir que retrocedemos en el tiempo o al menos que no avanzamos lo suficiente, pero yo creo que independientemente de lo que prometan los políticos, muy distinto en todo caso de lo que cumplen, los ciudadanos debemos tomar conciencia de nuestra importancia. El político es un profesional que vive de la política, su misión es la de salir elegido, y ésa es la meta de todos los partidos, sea cual sea su tendencia, izquierda, muy izquierda, derecha, muy derecha y de centro. Los ciudadanos somos los que debemos saber exigir nuestros derechos, hacerles sentir a los políticos que trabajan para nosotros, que las leyes se aplican inexcusablemente especialmente en los casos de corrupción, y cuando la sombra de la misma recaiga sobre alguno de ellos, se produzca su inmediata dimisión. Los pueblos no siempre tienen los mejores políticos, pero aquellos pueblos cuyos ciudadanos conocen sus derechos, son exigentes y no se dejan adocenar...tienen más posibilidades de tenerlos.

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